Opinan sólo los expertos, nadie más
Me exasperan colosalmente esos comentaristas, gente enterada de las cosas que, de pronto, invocan su condición de “no expertos” para no embrollarse en el tema del nuevo aeropuerto. Pues, me permito informarles, en las siguientes líneas, de cinco categorías de individuos que, llegado fatalmente el momento de tomar postura, pudieren expresar sus opiniones bien alto y bien claro, sin complejos:
A. El poseedor de simple sentido común:
¿Qué es más práctico, un aeródromo cercano o tres distantes entre sí? B. El viajero ¿Desea usted arribar al antiguo aeropuerto de México en proveniencia de Tokio y perder todavía otro par de horas desplazándose hacia Santa Lucía? C. El ambientalista ¿No es mejor, en los hechos, evitar el tráfico, prevenir el desplazamiento de miles de vehículos — que queman combustibles fósiles y consumen energía— concentrando a todos los usuarios en un mismo punto geográfico? Y, pregunta adicional, ¿de veras es tan catastrófico construir pistas en terrenos salitrosos que no sirven para cultivar nada, en un lago que ya no existe y sin afectar en lo absoluto a la laguna artificial Nabor Carrillo? D. El trabajador Provocar la pérdida de 45 mil empleos (y dejar de crear medio millón de otros más en el futuro), ¿es algo bueno? F. El partidario del progreso O sea, ¿que México ya no será un centro continental de conexiones aéreas ni tendrá un aeropuerto espectacularmente moderno (llegaría a ser el tercero más grande del mundo)?
Del otro lado, miren ustedes, los fanáticos de Obrador no tienen duda alguna: están enteradísimos de las cosas, vamos, y a las primerísimas de cambio rugen que las pistasdelNAICMsevan ahundir,quelosdañosal medio ambiente serán puntomenosquedesastrosos, que el lago Nabor Carrilloserávaciado(no es cierto, la Comisión Nacional del Agua ha dicho que eso no ocurrirá), que Santa Lucíaesunextraordinarioproyectoyque a Toluca llegas en diez minutos.
Ah, y, desde luego, que el NAICM era un“negocio”delos“ricosypoderosos”de siempre. Ni pío, por cierto, del señor Riobóo, el contratista consentido del nuevo régimen. Ah…
¿Desea llegar al AICM proveniente de Tokio y perder otras dos horas en ir a Santa Lucía?