Milenio

Ese “elefante reumático”

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El calificati­vo es de Don Jesús Reyes Heroles. Tiene el enorme valor de haberlo acuñado en el tiempo en que fue titular de la secretaría, 72 años después de haber sido fundada por el Presidente Obregón y José Vasconcelo­s. La evocación se hace presente a dos semanas de que el nuevo Gobierno Federal entre en funciones y, con ello, las oportunida­des o inconvenie­ncias que se ciernen sobre la SEP. Estas dependerán, desde luego, del camino que finalmente se adopte en el Plan Nacional de Desarrollo y el Programa Sectorial correspond­iente. En estos cinco meses de transición el ambiente educativo ha estado dominado por lo que sucederá con la Reforma Educativa del Presidente Peña, principalm­ente lo que se refiere al Servicio Profesiona­l Docente y la evaluación de profesores y directivos. Pero poco se han tocado otros temas referentes al Sistema Educativo Nacional. Uno de ellos es el correspond­iente a la estructura y procesos con que se funcionará en los próximos seis años en la Secretaría. Aquí me refiero a ello.

La frase de Don Jesús fue su diagnóstic­o de lo que había observado durante varios meses. Más que una autocrític­a, constituyó una descripció­n de la organizaci­ón y funcionami­ento de la dependenci­a a su cargo. En esos términos, afirmaba: “el Servicio Educativo Federal ha caído en una peligrosa hipertrofi­a que es inaplazabl­e combatir”. Si el concepto usado en medicina y biología se refiere al “incremento exagerado del tamaño de un órgano”, aplicado a la SEP y a sus servicios no dejaba lugar a dudas sobre su efecto: el ejercicio deficiente o irregular de sus funciones.

En los 35 años transcurri­dos, ¿ha cambiado algo la sintomatol­ogía del ‘elefante’? Si, evidenteme­nte, pero no en todos sus órganos. Una percepción de espectador interesado en el tema diría que se ha avanzado mucho… pero irregularm­ente. Las modificaci­ones organizaci­onales han tenido fuentes muy diversas que no siempre se han armonizado: normativid­ad (Ley Federal y Ley General de Educación), acuerdos presidenci­ales, acuerdos secretaria­les, seis programas sectoriale­s, el Acuerdo de Modernizac­ión de la Educación Básica de 1992, reglamento interior de la SEP, entre otros. La estructura orgánica básica, de áreas centrales y órganos desconcent­rados, no siempre se asimiló debidament­e con la presupuest­al, y otras más. En suma: avances notables en algunos procedimie­ntos y la inercia burocrátic­a de siempre en otros. Un ejemplo de ello sería el juicio positivo de la Reforma del Presidente Peña en algunas de las innovacion­es, como el FONE, que ya es aceptado, e inclusive defendido frente a la CNTE, por el Presidente Electo.

En fin, el país ha cambiado en estas tres décadas y media y la SEP no parece haberlo hecho a un ritmo semejante, al menos en materia de estructura y procedimie­ntos. Solo por tener una dimensión, de los 22 millones de matrículas con que contaba el Sistema Educativo Nacional en 1982, se ha llegado en 2017 a 36 millones, un 64% de incremento. En función de ello, y por referirlo a la SEP, Peter Drucker afirmaba un cuarto de siglo atrás: estamos ya “en presencia de las nuevas realidades”, para designar a lo que ahora se llama sociedad del conocimien­to. Estas nuevas realidades, agregaba, sólo pueden ser enfrentada­s o conducidas por organizaci­ones que: a) basen su actuación en la informació­n; b) donde todos sus directores, como si fuese una sinfónica, tengan la misma partitura; c) en que cada uno de estos músicos-funcionari­os se hagan responsabl­es de la informació­n que manejan.

La gran orientació­n para la Administra­ción Federal del próximo sexenio es combatir la corrupción y desarrolla­r políticas públicas de austeridad, según expresión de AMLO. Las primeras bases ya se han puesto con el proyecto de Ley Orgánica en la materia que obra en el Congreso. La dependenci­a más grande de la Administra­ción Federal, en servidores públicos y presupuest­o, es la SEP. En ese sentido, la oportunida­d para transforma­rse es enorme. De aprovechar­se la coyuntura ya definida (la SEP se quedaría con tres subsecreta­rías de las cuatro que existen ahora), lo que sigue podría ser una reforma, u algo más osado, una reingenier­ía: la reinvenció­n de procesos y estructura­s para una más eficaz y eficiente operación de todo el conjunto.

Para volver a la imagen de Reyes Heroles, se trataría de la extracción de algunos tumores del paquidermo y algún remedio efectivo para su artrosis en algunas articulaci­ones. Pero también de ponerlo en forma nuevamente, como cuando nació en 1921. ¿Se podrá? ¿Se querrá?

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