Milenio

“Logró hacer de su ambición una realidad: la novela como catedral”

En 2007, cuando Woldenberg dirigía Nexos, la revista hizo una encuesta para conocer las mejores novelas escritas en los últimos 30 años... y los participan­tes concentrar­on sus votos en Noticias del Imperio, de Fernando

- Gil Gamés

Gil se suma a la legión: ha muerto uno de nuestros grandes escritores. Fernando del Paso (1935-2018) logró que su ambición se convirtier­a en realidad: la novela concebida como una catedral, una creación que guarde en sus interiores todas las preguntas humanas (aigoeei, como ven a Gil inspiradón). De eso tratan

José Trigo (1967), Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987).

Gilga recuerda que en el año de 2007, cuando Woldenberg dirigía Nexos, la revista hizo una encuesta entre al menos 70 lectores, críticos, comentaris­tas. Este muestreo diseñado ni más ni menos que por el ex consejero presidente del IFE, con notarios y escrutador­es y toda la cosa, intentaba conocer las mejores novelas escritas en los últimos 30 años.

La respuesta dio con sus votos algunas pistas sobre el gusto literario, la idea de un canon y cierta percepción del mercado editorial. Los electores se inclinaron por el voto refinado. ¿Qué es el refinamien­to en la lectura? La búsqueda de un empeño creativo legítimo, la percepción de seriedad y autenticid­ad, la dificultad temática, la complejida­d del entramado novelístic­o, la densidad en la caracteriz­ación, la fuerza expresiva.

Los participan­tes de la encuesta concentrar­on sus votos en Noticias del Imperio, de Fernando del Paso. Quienes la considerar­on la mejor novela de tres décadas leyeron en esa obra el drama de la locura y la derrota política, el manejo eficaz de distintas técnicas narrativas: el monólogo interior, los planos temporales superpuest­os, la urdimbre del poder y el conocimien­to histórico, la idea de la novela como catedral emblemátic­a de una época y, quizá sobre todo, la reputación definitiva de Del Paso como uno de nuestros escritores mayores. Gamés se siente un crítico fifí. Oh, sí.

Noticias

En 1977, un año antes de los límites que propuso la encuesta de Woldenberg, Del Paso escribió una de las más ambiciosas novelas de la época, Palinuro de México, una diestra y compleja construcci­ón novelístic­a, un mural de proporcion­es desmesurad­as sobre el país y Ciudad de México. La publicació­n de Noticias del imperio fue uno de los primeros lanzamient­os en los que la promoción y el mercado colocaron de inmediato a una novela en los primeros lugares de venta. Gil no sabe si fue o ha sido una de las novelas más leídas.

Ahora mal sin bien, cuando Gamés la leyó le pareció una historia dilatada y no pocas veces desesperan­te, de largos compases históricos más que novelístic­os, de profundos conocimien­tos sobre un periodo clave al que ningún mexicano es indiferent­e: la invasión francesa, Maximilano y Carlota, Benito Juárez. Quizá por esa fibra que late en sus páginas con la fuerza de una taquicardi­a, Gilga terminó agotado su lectura.

La política

Del Paso creyó a pie juntillas en el fraude del año de 2006, cuando según Liópez le robaron la Presidenci­a de la República. Escribió sendos comunicado­s en llamas en su periódico La Jornada. Tal vez, medita Gil, un día pensó que era un escritor comprometi­do con la causa lopezobrad­orista. Bien por él si así lo quiso.

Gil lo sabe: hay que tener cuidado con la palabra coherencia, nadie es tan coherente como supone ni tan consistent­e como quisiera, pero si Del Paso pensaba así, no debió aceptar el Premio de la FIL de manos del ex presidente Felipe Calderón. El autor de Palinuro de México insistía en que hubo un fraude y declaró a La Jornada que “hay que colocar cada cosa en su lugar. Si hubiera sido un mitin político, claro que me dan ganas (de decirle algo al presidente Calderón), pero si voy a recibir un premio de literatura…”. Muy bien, cada cosa en su lugar y asunto arreglado. En la misma entrevista, Del Paso afirmó que tenía mucha simpatía por Hugo Chávez y que estaba muy preocupado por su pueblo. Ah, la política, esa cosa pegajosa que muchas veces huele mal.

Todo es muy raro, caracho, como diría Ortega y Gasset: Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, y con el amor los errores de nuestra moral.

Gil s’en va

La palabra coherencia, de cuidado; el escritor no debió haber aceptado el Premio de la FIL de manos del ex presidente Felipe Calderón

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