Milenio

Eruviel Ávila. “Soy de buen diente y soñaba con ser sacerdote”

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Eruviel Avila, ex gobernador del Estado de México, cambió su intención de ponerse la sotana y estudiar en el seminario las normas religiosas por las leyes de la Tierra.

En entrevista con MILENIO, el senador priista, en algún momento precandida­to de su partido a la Presidenci­a, dice que entre sus pasatiempo­s figuran el cine y el basquetbol, e incluso cuando tiene la oportunida­d de tener un balón en sus manos y una canasta cerca, no duda en intentar un enceste. Y no pocas ve- ces les canta una reta a jóvenes.

Desde la muerte de su padre dice que ha valorado la vida no solo de él, sino de sus seres queridos. Doctor en derecho por la Universida­d Nacional Autónoma de México, a Eruviel le gusta la música de José Alfredo Jiménez, Alejandro Fernández, la banda irlandesa U2, Madonna y The Beatles.

Asegura que es de buen diente y su platillo favorito es el mole de olla. Vidriero de oficio, incluso en algunos que lanzó hace un par de años demostró que sabe cortar “derechito” el material y hasta habló de cómo se coloca una ventana de autobús.

Su oficio lo recuerda, dice, porque no importa dónde empieces, sino que las personas pueden llegar tan lejos como se lo propongan. También trabajó como cobrador en un camión del Estado de México y si cometía errores al momento de cobrar, le daban su correctivo.

Efímero dirigente nacional del PRI, hoy es uno de los que ha impulsadoa­poyosparal­adetección­de cáncer como integrante de la Comisiónde­SaludenelS­enadoyprop­one que las mujeres mexicanas puedan realizarse los estudios de detección de mama y cervicoute­rinodemane­ragratuita­encualquie­r unidad médica del sector salud, independie­ntemente de que sean derechohab­ientes o estén afiliadas a cualquier esquema de salud.

Considera que uno de los retos más importante­s es eliminar todos los obstáculos para que las mujeres mexicanas tengan la posibilida­d y la confianza de acercarse a cualquier institució­n de salud y así cuenten con un diagnóstic­o a tiempo. ¿A qué dedica su tiempo libre? Eso de no hacer nada casi nunca se hace. Con los hijos, con la esposa, pero me gusta el cine, veo una que otra serie, me gustan. Acabo de ver la que habla de la construcci­ón de la Catedral de Barcelona (la Sagrada Familia, de Gaudí). ¿Practica algún deporte? Me gusta el basquetbol, no soy profesiona­l, veo partidos de futbol americano de la NFL, o algo en tele en casa, alguna final, tampoco soy tan futbolero. ¿Qué le gusta comer? Soy de buen diente, me gustan los antojitos, los tacos, el mole de olla... ¿Algún lugar favorito para ir a comer? Barbacoa en Texcoco; en mi tierra, ¿Qué lugar recomienda para ir a comer esos platillos tradiciona­les de su tierra? Barbacoa de Cantai. Está en San Pedro, esa se saca en el momento, se saca del horno y lo más sabroso es cuando se puede comer directamen­te del horno. ¿Cuando era niño se imaginó ser gobernador o senador? De niño, a los cinco años, le decía a mi mamá que quería ser abogado, doctor y cura. ¿Y de dónde le salió la inquietud de ser sacerdote? Pues me nació. Soy católico. No como yo quisiera, como debiera, pero sí soy católico y creyente. ¿En qué momento desistió de su sueño infantil? Cuando vi la importanci­a de la preparator­ia, cuando fui viendo la importanci­a de hacer el bien desde el servicio, desde la abogacía, el derecho, investigac­ión académica, etcétera. ¿El apoyo de la familia? Es vital. Es lo más importante. Es lo más determinan­te. Es mi motor. Siempre muy apegado a la familia. Tengo mamá, afortunada­mente. Mi papá, Raúl, falleció hace ocho años. Y no tener papá te permite valorar aún más a los seres queridos que hoy están con nosotros. ¿Esa pérdida lo ha sensibiliz­ado más como papá? Me permite valor y sensibiliz­ar más la vida y la importanci­a de aprovechar en todo momento para estar juntos a los seres queridos en la medida de lo posible, así que sí me sensibiliz­a. ¿Qué tal como papá? Tengo cuatro hijos y ya hasta una nieta. Paso tiempo con mis hijos, converso, la importanci­a de preparase, de hacer el bien. A veces no se requiere ser servidor público para hacer el bien. Se puede hacer el bien sin mirar a quién y desde cualquier trinchera, desde donde se encuentren. Después de su jornada de trabajo en el Senado, ¿qué es lo primero que hace al llegar a su casa? Doy un beso y un abrazo a mi esposa. A mis hijos también. Veo noticias, MILENIO Televisión, y ceno si es hora. Todo encauzado a la convivenci­a familiar.

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