De los largos discursos del viejo PRI, a los atropellados 4 minutos de Calderón
Toma de posesión. El artículo 87 de la Constitución obligaba al Presidente a rendir protesta ante el Congreso, pero el contexto político de los últimos 18 años ha cambiado los rituales de la sucesión
La toma de posesión del Presidente pasó de los largos discursos de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox, a los breves protocolos para cumplir con la exigencia constitucional de acudir ante el Congreso y expresar 61 palabras, para después cruzarse la banda presidencial al pecho, como Felipe Calderón quien, ante la inconformidad por su unción, solo pasó 4 minutos en San Lázaro, y Enrique Peña, quien pronunció su primer mensaje en Palacio Nacional.
El artículo 87 de la Constitución obligaba al Presidente a rendir protesta ante el Congreso, pero el contexto social y político de los últimos 18 años ha marcado los rituales de la sucesión presidencial y, ante un escenario no previsto, el Presidente ya puede rendir protesta ante la Corte.
Pero sin esa posibilidad, en 2006 la institucionalidad se puso a prueba. Ante el resultado electoral, los perredistas habían amagado con evitar la asunción del panista Felipe Calderón y su propia bancada tomó la tribuna días antes, en medio de una trifulca que derivó en golpes.
El 1 de diciembre de 2006 Calderón entró por la puerta trasera –tras banderas–, ante el cierre de acceso al Salón de Sesiones por parte de los perredistas. Fue acompañado del presidente Vicente Fox, quien portaba la banda presidencial en sus manos, así que entre una silbatina, con gritos y empujones, Calderón asumió el cargo con el respaldo del Estado Mayor Presidencial, que ingresó armado al recinto.
Entonces, rindió protesta de memoria, luego Vicente Fox casi comete el error de colocarle la banda presidencial, una atribución del presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Jorge Zermeño, a quien el propio Calderón tuvo que recordarle que le diera la prenda. La atropellada ceremonia duró menos 4 minutos.
“El presidente Calderón lo voltea a ver, como diciendo: no te corresponde. Voltea a ver a Zermeño, algo le dice, se percata que no puede permitir que el Presidente le dé la banda, se atraviesa y entonces toma la banda y se la da a Calderón”, recordó el priista Manuel Añorve. El 1 de diciembre de 2012 la violencia en las calles aledañas al Palacio Legislativo de San Lázaro empañó la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como Presidente de México. Los enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y elementos de la Policía Federal iniciaron desde temprano en torno a un fortificado Congreso de la Unión, resultando al menos 16 heridos.
La ceremonia oficial duró unos 15 minutos desde que Peña llegó a San Lázaro. Entró al salón de plenos del Congreso mientras algunos legisladores de izquierda lanzaban consignas y reproches, pero sin mayores contratiempos en el recinto, el mexiquense rindió protesta.
Felipe Calderón, quien portaba la banda presidencial se la re- tira y, de manera inaudita, la besa antes de entregarla al entonces presidente de la Mesa Directiva, Jesús Murillo Karam, quien a su vez la otorga a Peña Nieto, quien se trasladó a Palacio Nacional para presentar sus 13 acciones de gobierno.
El acto protocolario en San Lázaro duró apenas 5 minutos. En el primer minuto de ese 1 de diciembre Calderón entregó el poder a su sucesor en el Patio de Honor de Palacio Nacional, donde se concretó el cambió de escolta de bandera y entrega de insignia del Poder Ejecutivo. Contrario a sus antecesores, Vicente Fox se dio tiempo para visitar la Basílica de Guadalupe en público y desayunar con niños de la calle en Tepito el mismo día de su toma de protesta.
Fox llegó a bordo de un autobús, se puso traje y sus clásicas botas vaqueras; entró por la puerta principal del recinto y fue recibido con un Congreso jubiloso, en calma y ordenado. Incuso su antecesor, Ernesto Zedillo, aplaudió su llegada.