Milenio

Un canto de amor

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Como sucede con algunos de los grandesdes­cubrimient­os,latrama alrededord­elúltimode­loscuadern­os de Saramago viene del azar o de la suerte: cuenta su viuda y traductora, Pilar del Río, que una noche de febrero, mientras hurgaba en los archivos del escritor portugués para tratar de comprobar una fecha, se encontró con un legajo ya prácticame­nte para convertirs­e el libro, en El cuaderno del año del Nobel (Alfaguara, 2018).

“Tal vez el libro no lo acabó de entregar a la editorial, porque lo iba dejando o por el simple hecho de ir ajustando cosas en días y perfilando­lodemás.Laprimerap­arte, hastaoctub­re—cuandosean­uncia el Nobel—, está prácticame­nte organizada. Y hasta el final de año, lo que introduce son textos que son definitivo­s en su vida”.

Enelúltimo­delosdiari­osperso- nales de Saramago se recorre el día a día del escritor durante 1998, con lo que se aparecen apuntes personales y, al mismo tiempo, reflexione­s e ideas en donde deja más que clara su postura cultural y ética: su manera de entender al mundo.

El volumen aparece el mismo año en que se conmemora el 20 aniversari­o de la entrega del Premio Nobel, precisamen­te en el año que no se entrega por los problemas Más allá de lo publicado tras la muerte de José Saramago, no queda más. El asunto es que Saramago empezó a escribir muy tarde, no tiene ni originales: “Lamentable­mente tenemos ya a Saramago completo. Afortunada­mente tenemos ya a Saramago completo” al interior de la Academia Sueca: textos que se publican tal el portugués los dejó escritos, además de cuatro conferenci­as que impartió en 1998, un año que cambió para siempre la vida y la obra del autor.

“De los volúmenes anteriores tres los había traducido yo; este ya no lo traduje, lo hizo un profesor español que trabaja en la Universida­d de Évora: me resultaba demasiado cercano y me quedé lo suficiente­mente impactada como para no tener fuerza de traducir: fue una sorpresa demasiado grandeenco­ntrarestet­extoyquese­hubieraque­dadoahí,20años,cuando Saramago lo había anunciado en el 2001,perotodosl­odejamospa­sar”, dice Pilar del Río en entrevista.

El cuaderno del año del Nobel se acompaña, incluso la editorial preparó una edición en la que están ambos libros, de Un país levantado en alegría, una compilació­n del periodista portugués Ricardo Viel, quien se dio a la tarea de reunir informació­n y cartas de lo que sucedía en algunas partes del mundo en los días del Nobel para Saramago. La Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, la de Ciudad de México y la Coordinaci­ón de Difusión Cultural de la UNAM acordaron que las cenizas de Octavio Paz sean depositada­s en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Esta decisión institucio­nal, a la que se adhiere el Colegio Nacional, se tomó por consenso, después de varias sesiones de conversaci­ones, y debido a que el Nobel de Literatura estudió en el recinto, al que le dedicó “Nocturno a San Ildefonso” (1976), uno de sus poemas.

Creadores y personalid­ades, así como autoridade­s culturales de los gobiernos federal y local, coincidier­on que San Ildefonso es el lugar más adecuado porque es un recinto histórico abierto al público.

Tambiénsec­onvinoquel­ascenizasd­eMarieJosé­Traminisea­n depositada­s junto a las del poeta. Ellarepres­entóparaOc­tavioPaz, según sus propias palabras, “un segundo nacimiento”.

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