Ese federalismo no se toca, basta ya de tonterías
Díganme si no se puso heavy metal esto de la cuarta transformación: quienes nunca se distinguieron por su naturaleza crítica y se la pasaron boleándole los zapatos al presidente en turno, ahora se sienten Francisco Zarco envuelto en huevo; los militaristas de toda la vida de pronto se volvieron antimilitaristas de hueso colorado; a los que les valía madre el federalismo tal y como lo conocimos, ahora son más federalistas que el federalismo mismo; los que clamaban por una democracia participativa están decididos a defender el autoritarismo a capa y espada; quienes jamás clamaron por la persecución de políticos corruptos de una maneara verdaderamente cuántica, se han empeñado en exigir terapias robespierranas con ellos; los que señalaron con virulencia el virreinato de los góbers preciosos, andan como gallina sin cabeza ante la posibilidad de cerrarle el paso a cualquier imitador de Javidú y así...
Digo, este caso, sí me parece muy mala onda por parte de Andrés (es curioso que así lo llamen los mismos que hace meses le decían López a secas) que pretenda colocarles a los gobernadores una figura que pueda vigilar sus actos. Todos sabemos que en el pasado ninguno de los gobernadores se amparó en el federalismo para hacer de las suyas y despacharse con la cuchara grande. Los pinchemil políticos que están o en la cárcel o señalados por atraco en despoblado son simplemente casos aislados, tan atípicos como las lluvias que cada año inundan el Edomex según Eruviel Ávila, bueno, santo y probo.
Digo, claro que todos estos góbers en rebeldía que incluyen a personajes tan admirables y patriotas como YoconYunes, no merecen ser tocados ni con el pétalo del sospechosismo hasta que se integren plenamente a la Loca Academia de Javidús o al Clan de la Fantasmagoría Empresarial o al Club de los adictos a las estsfas maestras.
Ese federalismo tan duartiano-padrotiano no se toca, basta ya de tonterías.
De la misma manera en que hay que desaparecer las terapias para corregir la orientación sexual, hay que hacer lo propio con las terapias para corregir la orientación política.
Así como hay que quitar terapias para corregir orientación sexual, también con las de la política