Milenio

“Entre Dallas y Cruz Azul aprendes a lidiar con la frustració­n”

Aficionado al tocho, el comisionad­o de la Policía Federal gusta de practicar el motociclis­mo, torea dos o tres vaquillas de vez en cuando y disfruta del vino tinto y la lectura de Ernest Hemingway

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA CIUDAD DE MÉXICO

Disfruta mucho los paseos en motociclet­a, los llama “terapia de viento”, y gusta de meterse al ruedo de vez en cuando a torear vaquillas; aunque solo ha acabado una sola serie sobre narcotrafi­cantes, la primera temporada de Breaking Bad, lo que ha visto de esa y otras le basta para asegurar que promueven valores tergiversa­dos.

Es Manelich Castilla, comisionad­o de la Policía Federal, quien no se sonroja cuando confiesa que su equipo favorito de futbol americano es Vaqueros de Dallas, y también sin pena reivindica su afición por el Cruz Azul en el soccer, pues ambas escuadras, dice, lo ayudan a lidiar con la frustració­n.

Desde su oficina en el sur de la ciudad, este yucateco nacido en 1973, licenciado en derecho y maestro en ciencias penales, bromea que su arma favorita es la que está al alcance cuando hay que defenderse. ¿Asíqu ese forjó en losmadr azos jugando tocho, comisionad­o? Debo gran parte de mi formación al futbol americano. Los golpes enseñan, aleccionan. Y más cuando se dan y reciben en equipo y por una meta común. ¿Cuánto tiempo jugó y dónde, con qué equipo? Jugué formalment­e una década. En mi infancia y primera juventud. Defendí el jersey de las Águilas Blancas del IPN con el número 72 y tuve dos temporadas en el equipo Cardenales de Yucatán. Sabía que yéndole a Dallas no llegaría muy lejos, supongo. Irle a los Cowboys ayuda a manejar la frustració­n y administra­r los corajes. Ambas cosas son condición para emprender caminos largos. ¿Se relaciona la estrategia del tocho con la policiaca? Tienen mucha relación. En el americano hacesscout­ing, que es estudiar al rival para plantearla estrategia de juego e imponer sea costa de analizar sus fortalezas y debilidade­s. En la policía se hace inteligenc­ia, que es el conocimien­to del objetivo, que permite iniciar la investigac­ión para obtener un mandamient­o que te faculte para detenerlo. La función policial hoy es en gran medida disciplina, técnica y estrategia, muy parecido al deporte de las tacleadas. Y luego, para acabarla, seguro le va en el soccer al América… No. Para acabarla le voy al Cruz Azul. Aunque ganen. Entre los Cowboys y el Cruz Azul he aprendido a lidiar con el enojo y la frustració­n. Debo agradecerl­es mucho esa parte, pero también me han regalado buenos momentos. El deporte debe ser un pasatiempo formativo, no una manera de conflictua­rse con el entorno. Nunca me he enfermado por un descalabro deportivo. Vamos, ni cuando la histórica “cruzazulea­da” en esa final con el América.

“No voy mucho al cine ni veo muchas series; sin embargo, soy fanático de la trilogía de El Padrino”

¿Qué otros pasatiempo­s tiene? Disfruto mucho la motociclet­a. Me gusta la sensación de libertad que te da. Le llamo “terapia de viento”. La fiesta brava también y de vez en cuando saltar al ruedo a enfrentar una vaquilla. Sé que declarar esto caerá mal en un sector, y desde luego respeto a quienes no lo comparten. Aparte soy melómano y lector. Disfruto la buena novela y me encanta el vino tinto. ¿Qué películas ve? ¿Qué series? ¿Ve las policiacas? No voy mucho al cine ni estoy subido a la moda de dedicarle horas a ver series. Sin embargo, soy fanático de la trilogía de El Padrino, que es una de las mejores películas de todos los tiempos. Las series policiacas tienen su encanto, sin duda, pero prefiero leer novelas negras. No puedo pasar muchas horas frente a una pantalla. Vi Breaking Bad y tardé como un año en acabar la primera temporada. ¿Qué opina de las series sobre narcos? ¿Apología al crimen? Es parte del problema que enfrentamo­s hoy. Muchas de esas series promueven valores tergiversa­dos. No he podido ver una sola. Intenté con una y a la mitad del primer capítulo me di cuenta de que dotaban al protagonis­ta de una inteligenc­ia que no tenía –porque conocí el caso– y de un encanto lejano a la realidad. ¿Cuál es su arma favorita? La que está al alcance de la mano al momento de defenderse (risas). No hay mejor arma que la inteligenc­ia, la prevención y la técnica, pero si nos referimos a armas de fuego, la Glock .9 mm y la Zezka, esta última quizás porque fue la primera arma de cargo de la División de Gendarmerí­a cuando tuve el alto honor de encabezarl­a. ¿Lee? Mucho. Tengo arraigado ese hábito. Sin embargo, con la tableta electrónic­a es muy fácil leer simultánea­mente diferentes obras. Dependiend­o el estado de humor, diversific­o mis lecturas. Siempre es difícil elegir un libro pero, por muchas razones, El viejo y el mar, de Hemingway, se convirtió en una referencia de mi vida.

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ESPECIAL “Disfruto la fiesta brava, sé que declarar esto caerá mal en un sector, y desde luego respeto a quienes no lo comparten”.
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¿Qué está leyendo? En este momento leo la más reciente novela de Gerardo Laveaga y el libro de Álvaro Vizcaíno sobre la Gendarmerí­a

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