Maite Azuela
“Existimos quienes por México queremos que le vaya bien al gobierno”
El giro de timón de Andrés Manuel López Obrador no es solo desconcertante, sino aterrador
La toma de protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido suficientemente analizada desde varias ópticas. Es difícil aportar algún comentario innovador que no gire alrededor del grito masivo que coincidentemente irrumpió con la cuenta de nuestros 43 estudiantes desaparecidos segundos antes de que expresarasupropuestasobreeltema,decómoplanteóla primeramencióndeunPresidenteenfuncionessobre los derechos de la comunidad LGBTTI. Cabe desatacar su oferta para retirarse el fuero con una iniciativa que aseguró se estaría presentando casi en paralelo a sus palabras, o la prioridad que asegura tendrán las y los mexicanos que viven en pobreza. Hay muchas señales buenas. Escatimar en reconocer esos y otros aciertos de aquel histórico día sería mezquindad pura.
Para muchos de los que, como el propio Presidente menciona, se frotan las manos esperando que falle, el análisis está centrado en la confirmación de promesas de campaña que frenan las reformas estructurales, que dan por cancelados proyectos multianuales del anterior gobierno y que no ven con buenos ojos la necesaria separación del poder político y el poder económico.
¿Es usted de los que aplauden con el corazón ensanchado por el éxito anunciado de la llamada cuarta transformación que apenas comienza o se identifica con los que marchan abucheando cualquier cambio que de este nuevo proyecto emane? ¿Dónde nos colocamoslosquenoestamosenninguno de los dos polos?
Urgenmatices.Nosoloexisten unos o los otros. La campaña nos dejó un saldo de polarizaciónque,decontinuarconla caricaturización de posturas, impedirálareconstruccióndel tejido social. Además, cierra cualquier posibilidad de diálogo para construir políticas públicas no excluyentes –en el sentido de que se incorpore en su deliberación a quienes tienen argumentos y evidencias de que hayrutasalternasocomplementarias.O,porotrolado, estamos corriendo el riesgo de que generan retóricas que parecen complacientes para el corto plazo.
Somos muchas y muchos los que compartimos varias de las propuestas del gobierno entrante e incluso reconocemos la trayectoria de varias y varios de los que se incorporaron a su gobierno, pero esto no significa renunciar a nuestra libertad de cuestionar hasta las últimas consecuencias algunas de sus políticas. Para quienes tenemos como prioridad la pacificación y la implementación de una estrategia civil del control de la seguridad pública, el giro de timón de Andrés Manuel López Obrador no es solo desconcertante, sino aterrador.
Anunció una consulta sobre la Guardia Nacional advirtiendo que esperaría el resultado. Pero al día siguiente las oficinas de las llamadas Coordinaciones Territoriales por la Construcción de la Paz (que podríanoperarcomooficinasdeGuardiaNacional)yase estaban instalando.
Cuestionar no implica salivar fracasos. Existimos quienes por México queremos que le vaya bien al gobierno, por ello advertimos riesgos. Que en la euforia de la celebración, la soberbia y la denostación por la discrepancianoaniquilenlaposibilidaddetenerseguridad sin recurrir a la guerra. No le den gusto a quienes añoran una etapa oscura para el país.