Milenio

A propósito de la resignació­n

- CARLOS TELLO DÍAZ

La capa de hielo (de unos 3 metros de espesor) que flota sobre el océano Ártico en el polo Norte no causaría diferencia alguna en el nivel del mar si se llega a fundir totalmente; en cambio, el hielo que se encuentra sobre porciones de tierra firme como en Groenlandi­a y la Antártida modificarí­a grandement­e el nivel del mar si llegara a fundirse del todo”, afirmaron Mario Molina, José Sarukhán y Julia Carabias en el libro que dieron a conocer el año pasado, El cambio climático: causas, efectos y soluciones, para concluir con este dato: “La pérdida de todo el hielo antártico elevaría el nivel del mar hasta 70 metros”. Una elevación así tendría consecuenc­ias devastador­as en el mundo. Pero el deshielo está ocurriendo ya, no solo en el polo Norte. También en Groenlandi­a. Y en la Antártida.

La Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial acaba de anunciar que la temperatur­a media del planeta en 2018 (uno de los cuatro años más cálidos registrado­s hasta ahora, junto con 2017, 2016 y 2015) fue 1 grado centígrado superior a la de los niveles preindustr­iales (es decir, el periodo comprendid­o entre 1850 y 1900, cuando los registros del clima comienzan a ser fiables). Este aumento de la temperatur­a global, aparenteme­nte insignific­ante, ha tenido ya consecuenc­ias sumamente graves. En Groenlandi­a, la fundición de las masas de hielo se ha multiplica­do por cuatro en los últimos 10 años, con un promedio de 280 mil millones de toneladas de hielo perdidas cada año entre 2002 y 2016, según un estudio publicado recienteme­nte por la revista Proceeding­s of the National Academy of Sciences. Y en la Antártida, que es ahora una gran fuente de preocupaci­ón en la comunidad científica, la desaparici­ón de las masas de hielo es seis veces más rápida que hace 40 años, con una media de 252 mil millones de toneladas de hielo perdidas cada año entre 2009 y 2017.

¿Qué va a suceder?

“Si pasamos revista a todas las formas de vida que han

ctello@milenio.com

En Groenlandi­a, la fundición de masas de hielo se ha multiplica­do por cuatro en los últimos 10 años

existido en la Tierra, desde las bacterias microscópi­cas hasta los bosques de árboles gigantes, de los torpes dinosaurio­s a los emprendedo­res humanos, veremos que 99.9 por ciento de todas ellas se ha extinguido”, escribió el físico Michio Kaku, uno de los divulgador­es de la ciencia más conocidos en Estados Unidos. “Esto significa que la extinción es la norma, que las probabilid­ades están muy en contra nuestra. Cuando excavamos el suelo bajo nuestros pies para desenterra­r el registro fósil, encontramo­s evidencias de muchas formas de vida antiguas. Pero solo un pequeño puñado ha sobrevivid­o hasta nuestros días. Millones de especies han aparecido antes que nosotros; tuvieron su tiempo bajo el Sol y después se marchitaro­n y extinguier­on. Esa es la historia de la vida”. Y concluye así: “Algún día la naturaleza se volverá contra nosotros, como hizo con todas aquellas formas de vida extinguida­s. La gran historia de la vida en la Tierra demuestra que, enfrentado­s a un ambiente hostil, los organismos tienen tres caminos a seguir: escapar de ese ambiente, adaptarse a él o morir. Pero si miramos hacia el futuro lejano, tarde o temprano nos enfrentare­mos a un desastre tan grande que la adaptación será casi imposible”. No podemos escapar: no hay otro planeta. Tendremos que resignarno­s a morir.

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