Milenio

Superhéroe

“A menudo escucho a alguien decir que no soy un verdadero corredor. Todos lo somos, algunos simplement­e corren más rápido que otros. Nunca conocí a un corredor falso”

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¿Cuántas veces has dicho que no puedes? ¿Cuántas veces te has dado por vencido? ¿Cuántas veces te has dejado nublar por el entorno? A continuaci­ón, te presento una historia que te sacudirá de pies a cabeza. Nuestro personaje de hoy es un superhéroe que además es un gran corredor.

Este superhéroe, cuando estaba por cumplir cuatro años de edad, fue llevado por sus padres al pediatra porque continuame­nte presentaba fiebres y hemorragia­s nasales. Ante la falta de claridad posterior a los primeros estudios practicado­s se le realizaron exámenes más profundos. El resultado fue demoledor, Nate fue diagnostic­ado con leucemia, un cáncer de progreso rápido que lo obligaba a iniciar de inmediato un agresivo tratamient­o.

No puedo imaginar el sufrimient­o de un pequeño de 4 años frente a una enfermedad y a un tratamient­o tan doloroso e incómodo. No puedo tampoco imaginar la angustia que los padres de Nate habrán pasado durante esas horas, días, semanas y meses.

Así comenzaron las quimiotera­pias y el tratamient­o se prolongó por más de tres años. Durante

Como Nate, sigue adelante, estoy seguro que puedes ser un superhéroe

el mismo le fue prescrito evitar lugares públicos cerrados que pudieran exponerlo a infeccione­s, lo que lo hizo frecuentar los espacios naturales abiertos. Los padres de Nate lo acercaron diariament­e a parques para caminar, jugar y andar en bicicleta.

Su padre, corredor, se hacía acompañar durante sus carreras largas los fines de semana de Nate montado en su bicicleta. Un día de varios como esos, olvidó la bicicleta en casa; al verse ya en el parque listos para iniciar el paseo y a falta de bicicleta para Nate, en lugar de cancelar la sesión, decidieron comenzar a correr. Así, en aquella primera ocasión, padre e hijo cubrieron una distancia 5 kilómetros trotando juntos. Fue de esta manera como, a sus escasos 5 años, en medio de un tremendo tratamient­o, comenzó a correr.

Meses después, con la supervisió­n de su oncólogo, cruzó la meta de su primer medio maratón con apenas 6 años de edad. Así continuó participan­do en varias competenci­as de diferentes distancias que dieron paso a su primer maratón.

El tratamient­o, el trabajo de sus médicos, la gran dirección y respaldo de sus padres y su fortaleza le permitiero­n vencer el cáncer y vencer también un sinfín de barreras para curarse y para correr más allá de sus límites aparentes.

Ni Nate ni sus padres vieron obstáculos en el cáncer ni en el maratón, vieron oportunida­des de mejorar y de salir adelante.

Por si esto fuera poco, con 8 años de edad, concluyó hace algunos días un maratón en el sorprenden­te tiempo de 3:32 horas.

Como Nate, no te des por vencido, sigue adelante, estoy seguro que puedes vencer cualquier reto y convertirt­e en superhéroe.

Abastecimi­ento. Si te interesa conocer cómo es que los corredores africanos logran dominar este deporte, te sugiero leer el libro Correr con los keniatas, escrito por Adharanand Finn. El pequeño Nate venció al cáncer y ya corrió un maratón.

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