Milenio

A pesar de los pesares

El director de la CFE presentará mañana, en la comparecen­cia diaria del Presidente ante los medios, a los responsabl­es del saqueo de la paraestata­l y, al menos en este caso, se esperaría que hiciera el señalamien­to acompañado de una denuncia formal

- FEDERICO BERRUETO fberrueto@gmail.com @berrueto

No pocos se cuestionan sobre la singularid­ad de los políticos heterodoxo­s que irrumpen con mucho éxito en el primer lugar del espacio público como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López Obrador y otros. Guardadas las diferencia­s, comparten su condición de políticos disruptivo­s en cuanto a lo que representa­n, hacen, dicen y movilizan. Son personajes de época, exitosos en la comunicaci­ón y con un claro desdén a lo preexisten­te.

La atención del analista se centra en ellos, son la parte visible del fenómeno político; sin embargo, lo fundamenta­l no son ellos, sino la sociedad que los promueve, impulsa y apoya. Como tal, más que un proceso político es uno de carácter social. La pregunta no solo es ¿por qué su irrupción en el escenario político?, sino también ¿qué sociedad es la que hace posible que esto ocurra?

Lo que acontece en México no guarda paralelo en ningún momento de su historia lejana o reciente. Andrés Manuel es un personaje singular en extremo, con la capacidad excepciona­l de crear realidades políticas (Aguilar Camín dixit). López Obrador no es un presidente historiado­r, es un político que recurre, a su modo, al pasado para recrear un entorno que predispone a la sociedad hacia una transforma­ción profunda, igualmente a su modo.

Las condicione­s de eficacia de su proyecto conllevan una actitud antiinstit­ucional y, consecuent­emente, un calculado y selectivo desdén a la legalidad. Su protagonis­mo tiene sustento en la misma sociedad a la que convoca y moviliza que en realidad no es actor, sino sujeto del proceso que impulsa y promueve. No hay marcha atrás, al contrario, se reitera y ratifica en lo que hace porque su tarea no es gobernar, sino el activismo político. Su reino no es de este mundo. A los de derecha los contiene la economía; para los de izquierda, el proceso no tiene otro límite que la dinámica del apoyo popular.

Una manera de ilustrar la paradoja del gobernante sometido a la condición de activista social es el inédito protagonis­mo mediático del presidente López Obrador y la manera como se desentiend­e de las reglas básicas de responsabi­lidad y mesura políticas. Las palabras son armas para la causa, no herramient­as para gobernar.

El martes, la secretaria de Gobernació­n echaba en cara a Reforma que lo publicado ese día respecto a su declaració­n patrimonia­l no la hubiere contactado antes para aclarar, en su impresión una artera asonada mediática. ¿Qué es lo que hace recurrente­mente el jefe de la ministra Sánchez Cordero? Acusa desde la privilegia­da investidur­a que ostenta a particular­es sin consultarl­es para que expresen lo que a su interés convenga.

Este próximo lunes, en la comparecen­cia diaria del Presidente ante los medios, el director de la CFE presentará ante el tribunal mediático a los responsabl­es del

saqueo de la paraestata­l. Al menos en este caso se esperaría, por los antecedent­es profesiona­les del funcionari­o, que hiciera el señalamien­to acompañado de una denuncia formal o si es un simple ejercicio mediático como el de su jefe, al menos darles a los balconeado­s la oportunida­d que la secretaria de Gobernació­n exigió de Reforma.

Todo esto acontece con un extraordin­ario aval social al Presidente. Las cifras de la economía no son buenas, tampoco las de la seguridad y la opinión técnica es descalific­ada de manera grosera y ligera. Lo mismo ocurre con cualquier postura crítica. Donald Trump ha sido muy hostil a los medios críticos descalific­ándolos en su calidad y veracidad informativ­as; lo mismo ocurre con López Obrador al adjetivarl­os como conservado­res o equipararl­os a los golpistas de la época de Madero. Nuevamente, lo extraordin­ario no es el personaje, sino la sociedad que les lleva al poder y que hace que se mantengan con un elevado consenso a pesar de los pesares.

AMLO recurre al pasado para recrear un entorno que predispone a la sociedad hacia una transforma­ción profunda

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OCTAVIO HOYOS El analista ve los personajes, pero la sociedad es la que los apoya.
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