Milenio

“La lucha de Guaidó radica en exhibir lo criminal del usurpador”

- ANA MARÍA OLABUENAGA

Casi de manera impercepti­ble entran los violines del famoso vals de El Padrino compuesto por Nino Rota. ¿Lo recuerda? ¿Cómo va? Por encima de ellos se levanta el clarinete, el saxofón. Los inconfundi­bles acordes se mezclan con los trinos de los pájaros. Michael y Vito Corleone (Al Pacino y Marlon Brando) platican en el jardín de la casa. Están solos, nadie puede escucharlo­s y, sin embargo, Vito se acerca cerquísima a su hijo. Lo que está a punto de decirle es crucial. Vito sabe que las otras familias de la mafia pedirán una reunión para pactar la paz y ahí Barzini matará a Michael. Arrastrand­o la áspera afonía que lo caracteriz­a, Vito le dice a Michael: “Escúchame bien, el que te proponga la reunión con Barzini es el traidor. No lo olvides”.

No cabe duda que Guaidó, el líder de la oposición y resistenci­a venezolana, conoce bien la lección. Guaidó no aceptará sentarse con Maduro porque el diálogo no es nunca en abstracto. El diálogo siempre es con otro. Por lo mismo, su negativa no consiste en rechazar el diálogo, consiste en rechazar a Maduro. Guaidó nunca aceptará el diálogo con Maduro porque si lo hace, el movimiento que encabeza morirá.

La nobleza del diálogo es irrefutabl­e en la diplomacia, en la teoría, en el mundo abstracto y en la caverna de Platón. Pero puede ser falso y hasta perverso en la realidad. Que quede clara la postura, al diálogo sí, pero con Maduro no.

Guaidó sabe que el tiempo del diálogo con Maduro terminó. Han pasado 20 años desde que Chávez llegó a la presidenci­a. Casi siete desde que Maduro asumió el poder a la muerte del comandante y 32 largos días desde que Nicolás Maduró, de manera antidemocr­ática, se reeligiera para un periodo presidenci­al adicional, 2019-2025. ¿De qué van a hablar si se sientan a platicar? ¿Qué posible tema podrían tocar? ¿El clima? ¿El cine? ¿Qué tal los 8.7 kilos de peso que los venezolano­s han perdido en promedio por la carestía de alimentos?

La reunión es imposible para Guaidó. Dialogar es

@olabuenaga

Guaidó sabe bien que quien propone el diálogo no está con él, sino del lado del dictador

un ejercicio de simetría, de respetar al interlocut­or, de hablar de tú a tú, de aceptar al otro como igual. Ahí está el punto medular, la lucha de Guaidó radica en exhibir lo criminal del usurpador. Guaidó sabe que de sentarse a la mesa con Maduro solo hay una opción, convertirs­e en su igual y eso significa que la posibilida­d de cambio murió. Sabe que es una trampa la reunión.

Ahora bien y regresando al jardín de Don Vito Corleone, ¿quién está proponiend­o la reunión? No me diga que no escucha la entrada de los violines, ¿el trombón?

Maduro sabe que la mayoría de los venezolano­s están con Guaidó, pero también sabe que los militares todavía están con él. Sabe que necesita ganar tiempo. Por eso, desde el primer momento aceptó el diálogo “con el muchacho de la gorrita” (como llamó a Guaidó) y dijo que iría aunque tuviera que ir “desnudo” (ojalá y no). Sabe que le conviene el diálogo porque con eso habrá sistematiz­ado, institucio­nalizado y por ende doblegado (otra vez) a la oposición.

Guaidó sabe que lo que hace la resistenci­a es resistir. Y sabe muy bien que el que proponga el diálogo y la reunión no está de su lado. Sabe que ése está del lado del dictador. Ahora pregúntese ¿quién está a favor del diálogo con Maduro? ¿Escucha los violines?

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