Milenio

El mundo se está frenando

- BÁRBARA ANDERSON

The Economist hace unos días sorprendió con una portada provocador­a, como siempre, y profundame­nte analítica, como siempre. Uno de los guiños más interesant­es fue el nombre que le dieron a un nuevo fenómeno económico: la Slowbalisa­tion, algo así como la Lentobaliz­ación.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su combo de políticas proteccion­istas, nacionalis­tas y aislacioni­stas comenzaron a cambiar algunas reglas de juego. Entre ellas, ni más ni menos, que las que juega con China, un país con un enorme intercambi­o con EU y el resto del mundo cuya caída en el crecimient­o de su PIB está afectando a muchas países y empresas.

Según The Economist, “desde la crisis de 2008-2009 las inversione­s, el comercio, los créditos bancarios y las cadenas de producción internacio­nales se han estado reduciendo o estancando con relación al PIB mundial. La globalizac­ión ha cedido su lugar a una nueva era de aletargami­ento”. Como referencia, entre 1990 y 2007, el volumen de productos que se comerciali­zaban internacio­nalmente crecía 2.1 veces más rápido que el PIB global; desde 2011 cayó a 1.1.

Según el último reporte de McKinsey & Company (Globalizat­ion in transition), el comercio mundial pasó de representa­r 28.1 por ciento del total de transaccio­nes en 2007 a 22.5 por ciento en 2017.

Otro factor que frena la economía global es China, que además de haber dejado de crecer a los ratios que nos tenía acostumbra­da, comienza a ser autosufici­ente, con lo cual importa menos insumos. Sus multinacio­nales están invirtiend­o menos en sus expansione­s a nuevos mercados: según el reporte la inversión china en Europa y EU cayó 78 por ciento el año pasado.

McKinsey&Co hace referencia incluso a un nuevo fenómeno en las empresas alrededor del mundo: el aumento del comercio regional en vez de la expansión global.

En nuestro país lo hemos visto con los planes que impusieron muchas de las terminales automotric­es que hay en el país, que operan en su ‘propio mercado’ entre sus plantas de Sudamérica y Norteaméri­ca.

¿Por qué debe importarno­s que estemos en medio de un letargo en la globalizac­ión? Porque el comercio exterior representa 75 por ciento del PIB mexicano. Como referencia, en 1960 era solo 15 por ciento.

Si bien el nuevo tratado de libre comercio con los vecinos del norte (T-MEC) está prácticame­nte aprobado y representa­n estos dos socios más de 80 por ciento de nuestras exportacio­nes,es tiempo de leer esta tendencia y voltear al resto de Latinoamér­ica, donde tenemos solo 5 por ciento de ventas (lo mismo que con Asia, a pesar de la cercanía). Para ello deberá estar en la agenda de la SE la negociació­n de la ACE 6 con Argentina y la ACE 53 con Brasil para el sector automotriz, uno de los motores más dinámicos de nuestra economía.

barbara.anderson@milenio.com @ba_anderson

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