Lucia Berlin
Una noche en el paraíso, el segundo libro de relatos de la estadunidense Lucia Berlin (1936-2004) lo confirma: la autora escribió lo que vivió. Sus breves narraciones, alrededor de un centenar, recogen experiencias, gozosas y traumáticas, de una cotidianidad signada por la normalidad. Nada del otro mundo, aunque el suyo fue sin duda un universo bien marcado por la altísima sensibilidad, y que como sin proponérselo terminó anclada en la narrativa.
Dos años después de que se revelara al lector en español la obra de Berlin, con la publicación de Manual para mujeres de la limpieza, circula ahora Una noche en el paraíso. Textos en verdad menos vibrantes a los previos, “en la profunda noche oscura del alma las licoreríasylosbaresestáncerrados”, no por ello exentos de la humanidad de la misma autora, “ya sabes, limpias el piso, pides prestada una camioneta, colocas las estanterías, tomas cervezas, sacas las cosas de las cajas y te desplomas”.
Narraciones que razonablemente representan a los espacios y los tiempos que Berlin transitó por este país, si bien, adelanta su hijo Mark en el prólogo a la edición, “vivir en México le daba terror”. De vida errante, cuatro hijos, tres maridos y un alcoholismo que al paso de los años pareciera ensalzarse, Berlin pasaría temporadas en diferentes ciudades de México y en la frontera con Estados Unidos. “Vamos a ver, yo bebo. Jack Daniel’s es mi amigo. Pero aun así conservo el sentido del humor”.
Dos de estas narraciones despliegan con más detalle el escenario y la trama mexicana. “Una
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