Milenio

Queremos pastel, pastel, pastel…

Gil hace una pausa: con todos sus defectos y defectas, México no es San Garabato, territorio imaginado por Rius en Los Supermacho­s, ni Liópez Obrador es don Perpetuo Rosal...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil vertió cuatro gotas de Rivotril en medio vaso de agua antes de empezar el cotidiano trabajo de leer sus periódicos. Así se enteró de que los caminos de hierro de Michoacán habían sido liberados por los maestros de la CNTE. Pero unas horas después se supo: que siempre no, que a Chucha la bolsearon.

Durante la visita del Presidente a Michoacán, un grupo de centistas decidió liberar las vías de trenes queman tuvieron interrumpi­das y replegar el campamento que instalaron desde el 14 de enero. Con la novedad, señor, de que se han levantado los campamento­s de Lázaro Cárdenas, Mara va tío,Pátz cu aro, La Piedad, Yurécuaro yMúgi ca. Con la novedad, señor,de que Caltzontz in sigue tomado. Comuníquem­e con Felipe Ángeles. Ayuda con estos infelices, Felipe. Qué, ¿no estamos haciendo una transforma­ción, no se llamará acaso Felipe Ángeles el aeropuerto de Santa Lucía?

Calzonzin inspector

No nos enredemos y sigamos con nuestros héroes de la CNTE. De acuerdo con las redes sociales de Kansas City Southern, no se han podido movilizar 3.8 millones de toneladas de mercancías diversas desde Lázaro Cárdenas y calculan más de 350 trenes varados. La Asociación de Industrial­es del Estado de Michoacán (Aiemac) estima en mil millones de pesos diarios las pérdidas económicas por bloque os. Ah, ni aguantan nada. Queremos todo el pastel, si no, cero de sus vías burguesas, de sus escuelas oscuras y de sus niños y niñas inservible­s. ¿Cómo la ven? Dicho sea esto sin la menor intención de un albur bloqueado.

Finísimas personas entre las cuales se encuentra el secretario de Organizaci­ón de la CNTE, Salvador Almanza, han dicho que tendrán una asamblea en la que revisarán esta situación para determinar qué acciones emprenderá­n junto con el plantón y protestas en oficinas gubernamen­tales. En Michoacán, cientos de padres de familia exigieron el regreso a clases. En la primaria Morelia 150 aniversari­o, los papás están protestand­o en las instalacio­nes de la escuela.

Gil ha leído que las familias se manifiesta­n contra el paro de los maestros en pancartas que dicen “mi derecho a la educación mi maestro me lo está negando”. “Silvano ya paga, ya quiero clases”, “Maestro, al igual que tú luchas por tus derechos, yo lucho por los míos: la educación”. Otra más decía: “Si no te gusta ser profesor busca otro trabajo, no me quites el derecho a estudiar, ¿dónde está tu pasión por ser docente?”. El plantón lleva ya casi un mes y de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública, 122 escuelas siguen sin restablece­r sus labores.

Como todos ustedes saben, la Comisión Nacional de Derechos Humanos no ha hecho su trabajo, mju, duerme el sueño de los justos y no arreglan el problema que dice el Presidente que ellos deben arreglar. Es que de veras. ¿Quién podrá desalojar a los orates que quedan en Caltzontzi­n.

Gil hace una pausa: con todos sus defectos y defectas, México no es San Garabato, territorio imaginado por Rius en Los Supermacho­s, ni Liópez Obrador es don Perpetuo Rosal. Si usted no tiene edad, Gamés le informa que se trata de la gran historieta de Rius, una farsa en crítica del gobiernopr­i is ta de ese momento. En sus líneas de estereotip­o, Calzonzin presentaba un trozo de ese México autoritari­o, ilegal, corrupto. Gilga leía aquel cómic con entusiasmo de la misma forma en que años más tarde leyó todos los cuadernos “para principian­tes”. Ah, Rius, tus discípulos combaten en las trincheras, por eso se les olvida dibujar cartones. La película de Arau, por cierto, es basura. En fon, en fan. Oigan: ¿y si hubiéramos vuelto ala época de don Perpetuo Rosal? Ay, Dios.

Roma

Gamés ha sido arrojado al abismo del cine. Se acerca el día. Gil oye en sobremesas de aquí y de allá que Roma, la película de Cuarón, no es la gran cosa. Nada le hace, cada quien su gusto. Pero Gamés siente algo y no se callará, faltaba más, aunque se equivoque: esa maldición mexicana a la que le sienta mal el éxito, que le busca defectos a una obra mayor, esa tendencia de opinión que insiste en demeritar un triunfo internacio­nal. Tal vez, si solo fuera una película exhibida en cines pequeños, la reconocerí­an, pero Roma ha ganado todos los osos y los leones y las ardillas. Gil insiste: Roma figura entre las cinco mejores películas mexicanas de todos los tiempos.

Todo es muy raro, caracho, como diría Winston Churchill: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperar­se”.

Roma figura entre las cinco mejores películas mexicanas de todos los tiempos

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