Milenio

“Ante la pederastia, el papa reaccionó mal al inicio, pero luego pidió perdón”

- Roberto Blancarte

roberto.blancarte@milenio.com

En cuatro días, poco se avanzará, pero podría ser un paso importante para atacar un problema durante mucho tiempo ignorado. El papa Francisco convocó a los presidente­s de las conferenci­as episcopale­s católicas a una reunión en el Vaticano sobre el tema de la pederastia en la Iglesia, que tendrá lugar del 21 al 24 de este mes.

La reunión fue de alguna manera una reacción un poco tardía al enorme escándalo suscitado por el desinterés mostrado por el propio pontífice con motivo de su visita a Chile el año pasado.

Frente a casos de pederastia evidentes, Francisco reaccionó mal al inicio, pero luego, como buen político, enmendó su postura, pidió perdón por su desatenció­n y convocó a esta reunión.

Los temas centrales serán: 1) Responsabi­lidad; 2) Rendición de cuentas, y; 3) Transparen­cia. El presidente de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, adelantánd­ose de alguna manera a esta reunión, ha hecho pública la informació­n relativa a 152 casos de sacerdotes involucrad­os en este delito.

Sin embargo, la informació­n ofrecida por el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López, es algo confusa, pues señaló, entre otras cosas: “algunos delincuent­es sacerdotes están en la cárcel, otros han sido ya suspendido­s de su ministerio sacerdotal. En lo que va de estos últimos nueve años han sido retirados del ministerio 152 sacerdotes, algunos, por el tamaño de la culpa, han tenido que ir a la cárcel, algunos ya la compurgaro­n, otros están todavía haciéndolo”.

No queda claro, sin embargo, si todos esos sacerdotes, reconocido­s por el arzobispo de Monterrey como delincuent­es, fueron denunciado­s a la justicia civil, o si la Iglesia decidió solo entregar a algunos y a otros les aplicó su máximo castigo, que es el de retirarles su ministerio sacerdotal.

Hay que recordar que nuestro más conocido pederasta, Marcial Maciel, murió tranquilam­ente en su cama, rodeado y cobijado por la dirigencia de los Legionario­s de Cristo y su único castigo eclesiásti­co fue que no podía ya ejercer su ministerio sacerdotal y estaba obligado a retirarse de sus actividade­s públicas.

Pero la Iglesia no lo entregó a las autoridade­s civiles y éstas nunca actuaron de manera proactiva. En todo caso, volviendo a las declaracio­nes del presidente de la CEM, uno se puede preguntar: ¿qué significa que “algunos por el tamaño de la culpa han tenido que ir a la cárcel”? ¿Quién decidió esas sentencias, los obispos o un juez? ¿Pudiera ser que a muchos de estos pederastas solo se les retiró el ministerio sacerdotal, pero andan sueltos en la calle? ¿La justicia mexicana está enterada de esto? ¿En todos los casos se acudió a la justicia civil, o solo los casos más graves (según no sé qué criterio) se reportaron?

Ciertament­e, el gran problema de la pederastia en la Iglesia es mucho más amplio que el de la relación entre justicia eclesial y justicia civil. Mientras no se trate el tema general de la sexualidad en la Iglesia, poco se avanzará realmente.

Pero hay que reconocer que, debido a la decrecient­e credibilid­ad de la Iglesia, por lo menos se está atacando el problema de cómo lidiar con los criminales dentro de la institució­n.

Frente a casos de pederastia, Francisco reaccionó mal al inicio, pero luego enmendó

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