A CRE y Pemex, especialistas, no buena voluntad
De cuándo acá se requiere tanta ciencia para extraer el petróleo?”, preguntaba Andrés Manuel López Obrador en 2013 durante la promulgación de la reforma energética. Seis años después, el Presidente se mantiene en la misma línea: la extracción del petróleo es sencilla y rápida, y una refinería como la de Dos Bocas resolverá nuestro gran problema de combustible. No importa que la ciencia o los expertos en el ramo digan lo contrario. Por ejemplo, el Instituto Mexicano del Petróleo (hasta antes de que su director fuese despedido).
Pemex sigue la estrategia del Presidente: esta semana develó un nuevo logotipo que incluye la frase “Por el rescate de la soberanía”.
El orgullo nacional por delante de la técnica. No importa que Pemex esté al borde del colapso –por la ordeña y corrupción previa, sin duda– y que no tenga herramientas mínimas para hacer lo que López Obrador promete. La ideología se antepone a la capacidad.
Antier y ayer se llevaron a cabo las comparecencias para ocupar las cuatro vacantes en la Comisión Reguladora de Energía, órgano especializado que, entre otras cosas, otorga permisos para gasolineras y pipas. A uno de los aspirantes se le preguntó qué era un CEL, un certificado de energía limpia, y alzó su teléfono en respuesta. Otros –varios– no conocían las atribuciones sustantivas de la co-
Preguntaron a un aspirante qué es un CEL y alzó su teléfono
misión a la que aspiraban incorporarse. Una candidata confundió a la CRE con la CNH, la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
Ni el Presidente ni candidatos parecen entender la complejidad del tema. Porque en lugar de pericia lo que hay es lealtad y cercanía, pues así lo plantea el gobierno: la capacidad es irrelevante. Solo así se explica que López Obrador haya nominado a uno de sus ayudantes directos para integrar la comisión –que, dicho sea de paso, es autónoma.
Dirá AMLO que para evitar la corrupción se rodea de conocidos que cree intachables. El problema es que la industria energética es tan sofisticada que la honestidad no debe ser requisito único.
Si Petróleos Mexicanos y la industria energética son el motor del país, entonces necesitan de los mejores –y más honestos– mecánicos, no de aprendices que cuando al motor se le truenen las bielas digan que al menos no se las robaron.