Milenio

La vida no basta

Cansado como minero, hambriento como africano pobre, nervioso como paciente de Freud, angustiado como alcohólico de mañana, así caminó Gamés hasta ver Fernando Pessoa: Aforismos. Selección, traducción y prólogo de José Luis García Martín Martín ha espiga

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Gil cerraba la puerta de la semana en condicione­s infrahuman­as: cansado como un minero, hambriento como un africano pobre, nervioso como un paciente de Freud, angustiado como un alcohólico de mañana. Así caminó Gamés sobre la duela de cedro blanco hasta estrellar su dedo índice con un pequeño libro: Fernando Pessoa: Aforismos. Selección, traducción y prólogo de José Luis García Martín (A la mínima. Renacimien­to. Sevilla, 2012). Pessoa nunca publicó un libro de aforismos, pero Martín ha espigado de la prosa y el verbo de Pessoa aquellos textos breves que tienen un valor independie­nte. Gil arroja un puñado de esas iluminacio­nes a esta página del fondo.

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Benditos los que confían su vida a nadie.

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Toda la vida del alma humana es un movimiento en la penumbra.

··· Reconocer la realidad como una forma de ilusión y la ilusión como una forma de realidad es igualmente necesario e igualmente inútil.

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Nunca amamos a nadie. Amamos solamentel­a idea quede alguien nos hacemos. Esa un concepto nuestro –en suma a nosotros mismos– a quien amamos.

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Escribir es olvidar. La literatura es la manera más agradable de ignorar la vida.

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No toquemos la vida ni con las puntas de los dedos. No amemos ni con el pensamient­o. Que ningún beso de mujer, ni siquiera en sueños, sea una sensación nuestra.

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Muerte somos y muerte vivimos. Muertos nacemos, muertos pasamos; ya muertos entramos en la Muerte.

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Dar buenos consejos es ofender la facultad de equivocars­e que Dios concedió a los otros.

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La única afirmación grande de Nietzsche es que la alegría es más profunda que el dolor, que la alegría quiere eternidad.

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Todo aquí en la Tierra es símbolo y sombra. Creemos que vivimos y estamos muertos; creemos que morimos y empezamos a vivir.

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Para escribir buena prosa hay que ser poeta porque esa es la condición para escribir bien.

··· La literatura, como todo el arte, es una confesión de que la vida no basta.

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La inteligenc­ia nos cura del vicio de la convicción, de la manía de la sinceridad, de la

estupidez de tomar en serio un mundo que los dioses que lo dirigen no toman nunca en serio. ··· Es necesario que cada uno se multipliqu­e por sí mismo.

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El bien es un mal necesario. Si no existiese el bien, o su idea, no conoceríam­os el mal, por lo tanto el bien es él mismo un mal y es necesario (para conocer el mal un mal necesario).

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La vida es un mal digno de ser gozado.

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Esperar lo mejor y prepararse para lo peor: esa es la regla.

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Creer es errar. No creer no sirve de nada.

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El amor es una muestra mortal de la inmortalid­ad.

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Amar es cansarse de estar solo: es una cobardía por lo tanto, y una traición a nosotros mismos.

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Cuando puedes expresar tu gran amor, deja tu gran amor de ser grande.

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Más triste que lo que pasó es lo que nunca ha sucedido.

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La vida es cuanto se perdió.

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Para ser feliz es preciso no saberlo.

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Todo está del otro lado.

··· Sí: los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero acerca la charola que sostiene el Glenfiddic­h, Gamés va a releer todas las frases de Pessoa puestas arriba y escogerá una para los próximos días. Haga usted lo mismo sobre el mantel tan blanco.

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