Milenio

AMLO y sus funcionari­os

- ÁLVARO CUEVA

@AlvaroCuev­a alvaro.cueva@milenio.com

El gran error de personajes del nuevo gobierno es que no se muestran dispuestos a aprender

Sé que muchos me van a odiar por lo que voy a decir, pero yo sí apoyo los cambios de personal que está haciendo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en lugares como el Conacyt y la Comisión Reguladora de Energía.

Se lo voy a explicar tal y como lo viví: cuando cambiamos del sexenio de Felipe Calderón al de Enrique Peña Nieto mucha gente que decía amar al PAN sobre todas las cosas le comenzó a lamer las botas al PRI.

Y lo presumían entre risas y leperadas. No había manera de verlos y de no odiarlos porque le estaban viendo la cara a la autoridad y al pueblo de México en aras de conservar una chamba, una posición de poder o vaya usted a saber qué cosas más.

Llega López Obrador, los quita, pone a sus aliados y se arma todo un escándalo porque se trata de personas que no saben, que no cumplen con los requisitos o que no tienen un currículum aceptable.

¿Qué prefiere usted, que muchos de esos personajes cínicos continúen burlándose de la autoridad y de nosotros o que en su lugar queden hombres y mujeres de la confianza del nuevo presidente?

Sí, algunos de esos personajes no tienen ni la más remota idea de dónde están parados, ¿pero a poco todos los funcionari­os que entraron con Peña, con Calderón y con Fox lo sabían?

Un servidor público es un servidor público. Hoy está en la embajada de México en China, mañana en la Secretaría de Educación Pública y pasado trabajando con campesinos o con empresario­s.

Lo ideal es que la gente se dedique a lo que estudia, que tenga un currículum impresiona­nte, adecuado, pero todos sabemos que las leyes del ascenso social en México y en el resto del mundo van por otro lado.

Si no me cree, permítame recordarle que Yalitza Aparicio, nuestra paisana nominada al Oscar como mejor actriz por Roma, no estudió la carrera de actuación en Bellas Artes ni jamás hizo teatro universita­rio y no por eso no es una gloria nacional.

Atacar a los funcionari­os de AMLO por no venir de donde se supone tienen que venir es tan enfermo como atacar a la señora Yalitza por no tener una trayectori­a como la de Ofelia Medina.

La diferencia está en la actitud. Cuando uno no sabe, estudia, se rodea de los mejores y se expresa con madurez, con humildad.

El gran error de muchos de los personajes que el gobierno del nuevo presidente ha colocado en posiciones estratégic­as ha sido que no se muestran dispuestos a aprender, que no se rodean de los mejores, que se expresan con un cinismo igual o superior al de los funcionari­os que pasaron de la administra­ción de Calderón a la de Peña Nieto, y su arrogancia.

¿Cómo no quieren que la opinión pública los odie si nos presumen su ignorancia, si se expresan con groserías y aspaviento­s, y si casi, casi se burlan del hecho de haber quitado a los trabajador­es que estaban antes en su lugar? Eso no es una cuarta transforma­ción. Eso es una mentada de madre y López Obrador, en su infinita superiorid­ad moral, debería ser el primero en hablar con ellos para que le paren.

Debe ser horrible querer poner funcionari­os leales en un nuevo gobierno cuando todo el mundo viene del PRI o del PAN (en televisión todo el mundo viene de Televisa o de TV Azteca).

Pero es más horrible poner gente mala, grosera y descarada. ¿O usted qué opina?

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