La mística de Bundy
El 10 de mayo de 2018, la periodista Tori Telfer publicó en la revista online Medium un ensayo titulado “5 Ways of Look in gata SerialKiller ”, donde analiza la forma en que la figura del homicida pluralista ha sido adoptada por la sociedad estadunidense actual.
“El asesino en serie es uno de los artefactos cultura les menos apreciado s de EU”,señ ala T el fer, quien añade que pese al horror que nos causan las imágenes de cuerpos mutilados, una vez que el delincuente ha sido capturado“el allanamiento demora da, secuestros, estrangulamientos y muertes por asfixia cesan, el asesino se convierte en un prototipo, en un producto lleno de potencial ”. Para confirmar su aseveración, la periodista se sirvió de TedBundy.
“De alguna manera”, escribe Telfer, “Estados Unidos amó a Ted Bundy”. El hombre nacido en el estado de Vermont sedujo al público en cuanto apareció por vez primera en la corte. Su afable sonrisa derritió a los presentes en sus propias sillas.
Pero, cuando aparece leyendo Archipiélago Gulag en la sala de audiencias, se convirtió de forma exprés en el antihéroe que tanto aman los estadunidenses, y así nació —indica la periodista— la figura del joven guapo, del asesino serial atractivo de la puerta de al lado.
El Bundy encantador tras las rejas que ofrecí a entrevistas esbozando una sonrisa irresistible para la clase media de Estados Unidos causófuror en su época. Nadie más lo ha causado, ni Charles Manson.
Los estadunidenses perdonaron los pecadillos de Bundy. “Si ignoras a las chicas de Chi Omega que yacen en sus camas con los dientes apretados y los cerebros destrozados, podrías confundir a Bundy con un (…) buen chico que se ha echado a perder ”, dice T el fer. En la ciudad de Aspen, Colorado, después de que Bundy escapa saltando por una ventana del Palacio de Justicia, los restaurantes vendían al por mayor la especialidad“Hamburguesa Bundy ”. También ofrecían el “Coctel Bundy”. Fue una especie de endiosamiento.
Sin embargo, como indica Tori Telfer, también hubo en el caso una parte disidente. Los reporteros Stephen Michaud y Hugh Aynesworth, que acudieron a entrevistar al asesino en las instalaciones de la Prisión Estatal de Florida, “pudieron ver más allá del acento y el encanto falsos” del asesino, abunda Telfer.
Los dos periodistas escribieron que Bundy era un hombre “compulsivo que se mordía las uñas y se metía los dedos en la nariz”. Asimismo, cuestionaron el presunto IQ de 124 de Bundy, pues era un tipo que pronunciaba mal las palabras y “tartamudeaba cuando estaba nervioso”.
El periodista Robert Keppel, quien prácticamente se convirtió en el biógrafo de Ted Bundy, comparte la opinión de sus colegas periodistas al criticar negativamente la “mística” del asesino, al expresar que Bundy “siguió siendo un individuo cobarde que ni siquiera pudo reunir el coraje al final de su vida para aceptar la responsabilidad total por lo que había hecho”.
Para la periodista Tori Telfer, el amor-odio que sus paisanos de mostraron hacia TedBundy fue porque los est ad unid en s es se vieron por vez primera así mismos. “Como escribió un periodista para el New York Times ”, indica T el fer ,“el individuo‘ tenía todos los recursos personales que se valoran en Estados Unidos ’”.
El asesino en serie es uno de los artefactos culturales menos apreciados de Estados Unidos