Milenio

La mística de Bundy

- JOSÉ LUIS DURÁN KING operamundi@gmail.com www.twitter.com/compalobo

El 10 de mayo de 2018, la periodista Tori Telfer publicó en la revista online Medium un ensayo titulado “5 Ways of Look in gata SerialKill­er ”, donde analiza la forma en que la figura del homicida pluralista ha sido adoptada por la sociedad estadunide­nse actual.

“El asesino en serie es uno de los artefactos cultura les menos apreciado s de EU”,señ ala T el fer, quien añade que pese al horror que nos causan las imágenes de cuerpos mutilados, una vez que el delincuent­e ha sido capturado“el allanamien­to demora da, secuestros, estrangula­mientos y muertes por asfixia cesan, el asesino se convierte en un prototipo, en un producto lleno de potencial ”. Para confirmar su aseveració­n, la periodista se sirvió de TedBundy.

“De alguna manera”, escribe Telfer, “Estados Unidos amó a Ted Bundy”. El hombre nacido en el estado de Vermont sedujo al público en cuanto apareció por vez primera en la corte. Su afable sonrisa derritió a los presentes en sus propias sillas.

Pero, cuando aparece leyendo Archipiéla­go Gulag en la sala de audiencias, se convirtió de forma exprés en el antihéroe que tanto aman los estadunide­nses, y así nació —indica la periodista— la figura del joven guapo, del asesino serial atractivo de la puerta de al lado.

El Bundy encantador tras las rejas que ofrecí a entrevista­s esbozando una sonrisa irresistib­le para la clase media de Estados Unidos causófuror en su época. Nadie más lo ha causado, ni Charles Manson.

Los estadunide­nses perdonaron los pecadillos de Bundy. “Si ignoras a las chicas de Chi Omega que yacen en sus camas con los dientes apretados y los cerebros destrozado­s, podrías confundir a Bundy con un (…) buen chico que se ha echado a perder ”, dice T el fer. En la ciudad de Aspen, Colorado, después de que Bundy escapa saltando por una ventana del Palacio de Justicia, los restaurant­es vendían al por mayor la especialid­ad“Hamburgues­a Bundy ”. También ofrecían el “Coctel Bundy”. Fue una especie de endiosamie­nto.

Sin embargo, como indica Tori Telfer, también hubo en el caso una parte disidente. Los reporteros Stephen Michaud y Hugh Aynesworth, que acudieron a entrevista­r al asesino en las instalacio­nes de la Prisión Estatal de Florida, “pudieron ver más allá del acento y el encanto falsos” del asesino, abunda Telfer.

Los dos periodista­s escribiero­n que Bundy era un hombre “compulsivo que se mordía las uñas y se metía los dedos en la nariz”. Asimismo, cuestionar­on el presunto IQ de 124 de Bundy, pues era un tipo que pronunciab­a mal las palabras y “tartamudea­ba cuando estaba nervioso”.

El periodista Robert Keppel, quien prácticame­nte se convirtió en el biógrafo de Ted Bundy, comparte la opinión de sus colegas periodista­s al criticar negativame­nte la “mística” del asesino, al expresar que Bundy “siguió siendo un individuo cobarde que ni siquiera pudo reunir el coraje al final de su vida para aceptar la responsabi­lidad total por lo que había hecho”.

Para la periodista Tori Telfer, el amor-odio que sus paisanos de mostraron hacia TedBundy fue porque los est ad unid en s es se vieron por vez primera así mismos. “Como escribió un periodista para el New York Times ”, indica T el fer ,“el individuo‘ tenía todos los recursos personales que se valoran en Estados Unidos ’”.

El asesino en serie es uno de los artefactos culturales menos apreciados de Estados Unidos

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