“Me la perdonaron por mis sobrinitos”
Juan Francisco cruzó la frontera, desde San Luis Potosí, sin compañía y recuerda que pagó al pollero solo 400 dólares: “Ahora cobran entre 5 mil y 7 mil si eres mexicano y el doble si eres de Centroamérica”
Juan Francisco Rodríguez sale todos los días a trabajar como albañil con la incertidumbre de no saber si volverá a su casa en el oeste de Houston, en Texas, y con sus tres sobrinos, de quienes se ha hecho cargo desde hace seis años.
Las redadas para detener a indocumentados que ha anunciado el presidente Donald Trump, con más de 20 mil agentes de inmigración, han alertado mucho más a familias como la de Juan que llevan años residiendo en EU.
Juan llegó solo a Houston a los 11 años. Sus padres murieron en Matehuala, San Luis Potosí, y sus hermanos habían migrado a EU mucho tiempo atrás.
“Recuerdo que los coyotes cobraban 400 dólares para cruzarte, ahora deben estar cobrando entre 5 mil y 7 mil dólares si eres mexicano y el doble si eres de Centroamérica”, cuenta desde su casa rodante en Houston.
“La primera vez que me agarró la migra tenia 14 años, me detuvo por no tener papeles y sin licencia y me volví a regresar. Desde entonces me han deportado cuatro
veces y siempre vuelvo a cruzar”.
Hace dos años, cuando el programa de Trump contra la migración ilegal comenzó a cobrar fuerza, a Juan lo detuvieron unas cinco patrullas cuando se dirigía a su trabajo con un compañero.
“Me esposaron, me apuntaron y me dijeron que no dijera una sola palabra porque yo era ‘Marco Campillo’ y estaba detenido. Cuando les dije que no era esa persona, se acercó otro policía de ICE y me dijo: ‘Oh, es cierto, pero igual eres inmigrante’”.
El paisano tiene la confianza en quedarse en ese país, pues, dice, no le hace daño a nadie
Juan fue trasladado a un centro de detención donde dieron fe de que no contaba con historial criminal, pero si residía en EU sin documentos: “Me autorizaron seguir mi proceso en libertad solo porque soy el único sustento de mis tres sobrinos, tuve que comprobar que mi hermana había sido deportada y que soy lo único que le queda a esos niños, pero en cualquier momento pueden detenerme y enviarme a México”. Reconoce que ha sido repatriado cuatro veces, las mismas que ha regresado.
Alain Cisneros, director político de Familias Inmigrantes y Estudiantes en la Lucha, en Houston, cuenta que los migrantes se han comenzado a blindar ante la amenaza de deportaciones.
“Las familias hacen muchas cosas para resguardar su patrimonio y evitar ser separadas, muchos envían dinero a México para tener recursos cuando llegue la deportación, otras más hacen cartas donde ceden la potestad de sus hijos”.
Pero Juan se rehusa a eso. “Quizá es tonto, pero me siento seguro de quedarme, porque he estado lidiando con ellos desde que soy niño y si me ponen un juez le diré que tengo muchos años aquí y a nadie le he hecho daño, que merzco una oportunidad para estar con mis hijos”, dice mientras abraza a su sobrina Sandra quien hoy cumple 8 años.
La ONG detalla que las redadas se han mantenido desde hace dos añosenHouston,perohanaumentado en Dallas. Cisneros explica quelaGuardiahasidoenpercibida entre los migrantes como la “ICE mexicana”, pero sin conocimiento en derechos humanos.