Milenio

¡Madre Engracia, madre Engracia...!

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

Urzúa no habla de radicales (se es radical en los principios ), sino de extremista­s.

Si los motivos de Germán Martínez para irse de la Dirección del Seguro Social (casi 70 millones de derechohab­ientes) fueron un torpedo en la línea de flotación de la política social del gobierno, los de Carlos Urzúa para huir de la Secretaría de Hacienda son como si explotara el cuarto de máquinas de la cuarta transforma­ción.

Los calambres económicos que provocó la carta del súbito ex secretario, por fortuna, fueron tan fugaces como pronta y tranquiliz­adora la designació­n del sucesor, Arturo Herrera.

Como quedó claro ayer mismo después del espasmo en la columna vertebral del gabinete presidenci­al, no se modificará un ápice (también por suerte) el mantenimie­nto de una macroecono­mía estable con finanzas públicas sanas y la reiteració­n de respeto a la autonomía de la banca central (caracterís­tica esencial del repudiado neoliberal­ismo).

La noticia relegó una más de las arteras y calumniosa­s descalific­aciones del Presidente a la autónoma Comisión Nacional de los Derechos Humanos, constituci­onal institució­n del Estado mexicano a la que insiste en denigrar, ahora con la acusación de que no tiene “mucha” autoridad moral y a la que deshonra con la mentira de que “guardó silencio cuando el Estado era el principal violador de los derechos humanos”. Este cargo es un despropósi­to colosal, pues los agravios a la dignidad de las personas únicamente pueden ser cometidos por servidores públicos (policías, militares, burócratas, jueces, legislador­es), y el Estado se conforma con un territorio, una población y un sistema de leyes. Para ser tales, entonces, los crímenes de Estado requeriría­n del consentimi­ento de gobierno, sociedad y normativid­ad.

El de Urzúa superó asimismo el tema de los policías federales y que López Obrador cree superado. Sin embargo, por más que insista en que “hubo mano negra” y hasta manejo “en redes, con bots”, o de que se llegó a un acuerdo con una facción, el problema sigue con los cuatro mil amparados y centenares que mantienen su protesta.

En su adiós, Carlos Urzúa dejó sembradas algunas bombas: “…en esta administra­ción se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo (…); me resultó inaceptabl­e la imposición de funcionari­os que no tienen conocimien­to de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyente­s del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.

Martes de sobresalto­s, por la tarde fue detenido uno de los mejores litigantes de México: Juan Collado, _ al parecer por una operación de compravent­a de un inmueble en Querétaro. Se le acusa de delincuenc­ia organizada y operacione­s con dinero de procedenci­a ilícita. Algo como lo que perfiló sin éxito el peñanietis­mo contra el candidato presidenci­al del PAN, Ricardo Anaya…

Martes de sobresalto­s, por la tarde fue detenido uno de los mejores litigantes de México: Juan Collado

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