El Cholo Herrera
Equipo de mil batallas, el Atlético de Madrid en la era de Diego Simeone ha construido una fortaleza alrededor del empeño y la intensidad de sus jugadores. No regala nada, no da ningún balón por perdido, y no le importa otra cosa que el siguiente partido. Partido a partido, la frase más célebre de su entrenador convertida en ley y grabada a fuego en la empuñadura de su estandarte, funciona para explicar casi cualquier cosa en el singular estilo de vida del Atlético dentro y fuera de la cancha: sus aficionados se despliegan con la misma energía que sus futbolistas.
Jugar en este equipo es pertenecer a la cultura del esfuerzo, nunca
sobra el talento, que ayuda a suavizar ese futbol seco y tenaz, pero antes que ideas, Simeone pide pruebas de lealtad: correr, luchar, apretar, marcar, y envolver a sus rivales en un sufrido espacio cara a cara, donde la cara más dura, siempre es la del Atlético.
La llegada de Héctor Herrera a un cuadro que elevó esta corriente de juego a niveles culturales y pasionales, convirtiéndola en una escuela con sus propios seguidores y a la que algunos denominan como Cholismo, es una de las mejores noticias en los últimos años. Herrera, que peleará con su nuevo equipo por todos los títulos, ha demostrado a lo largo de su carrera un sentido práctico del juego: no es el jugador con las mejores ideas, pero sí uno de los jugadores que tienen las ideas más claras. Esa virtud, muy valorada en los centros de campo europeos, ofrece a su nuevo técnico una buena cuota de sensatez en la toma de decisiones.
El mediocampista mexicano es perfecto para jugar en este Atlético. Las razones de su contratación son evidentes, no se trata de un capricho, ni de una ganga del mercado; su manera de interpretar el juego como un oficio, le otorgará galones de inmediato: es un hombre de equipo, que además, tiene capacidad para proponer soluciones más allá de sus obligaciones con el método. Hay dos virtudes más en las que Simeone espera que Herrera pueda destacar con el paso del tiempo: liderazgo e identidad. Ex oficial del Porto, sabe cuál es la fórmula para encabezar junto a sus compañeros un vestuario: trabajo. El Atlético se llevó un buen jugador y un buen capitán.