Milenio

El Presidente, Urzúa y la corrupción

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

El Presidente ha dicho con claridad, y hay que agradecerl­e la transparen­cia, cuáles eran sus diferencia­s con Carlos Urzúa y las razones de su desencuent­ro.

El Presidente pone en acento con toda claridad en discrepanc­ias insalvable­s respecto al Plan Nacional de Desarrollo. El trazado por Urzúa, según él, tenía un perfil neoliberal y podía haber sido hecho

por cualquiera de los secretario­s de Hacienda anteriores, Agustín Carstens o José Antonio Meade.

No es eso lo que el Presidente quiere para su gobierno, sino un cambio, un verdadero cambio respecto al pasado.

Confieso que no alcanzo a ver todavía en qué consiste el gran cambio anunciado, salvo en una reasignaci­ón presupuest­al a cuyos niveles de austeridad no se habían atrevido ni los más neoliberal­es secretario­s de Hacienda de las últimas décadas.

Naturalmen­te el Presidente tiene derecho, de hecho tiene la obligación ante sus votantes, de proponer se y ejecutar un cambio en la política económica del país.

Puede diferir todo lo que quiera con su secretario de Hacienda y con los expertos y sus críticos; lo que no puede hacer, sin malas consecuenc­ias para todos, es no tomar sus decisiones con a pego ala“evidencia ”, como le señal a en su renuncia Urzúa.

Diría que tiene derecho incluso al“extremismo” que le reprocha Urzúa, siempre y cuando nos es al tela realidad o no la

Carlos acusó gente impreparad­a por presión de “influyente­s"

vio lente de tal modo que ésta regrese bajo la forma no del cambio, sino del fracaso.

El Presidente no abordó en sus explicacio­nes la que Urzúa señala como una de sus discrepanc­ias fundamenta­les: el nombramien­to de gente impreparad­a por presión de “personajes influyente­s del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.

El señalamien­to de Urzúa se dirige a una zona más profunda que la de la política económica. Se dirige al terreno de la moral pública del nuevo gobierno, quizá el asunto en que mayor énfasis pone el Presidente cuando se refiere al cambio que él representa.

No somos iguales, no somos lo mismo, dice una y otra vez el Presidente, normalment­e para subrayar que no preside un deinterés”._ gobierno corrupto como los anteriores.

Lo que Urzúa le dice es que hay en su gobierno al menos un rasgo del que no puede sino manar corrupción :“personajes influyente­s ... con un patente conflicto

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