Milenio

¿Servidores o siervos, personas o clientelas?

- MAITE AZUELA

@maiteazuel­a

En buena medida, la entrada del nuevo gobierno fue bien recibida por los mercados gracias a la conformaci­ón de un equipo en el que varios de sus integrante­s dotaban al Poder Ejecutivo de experienci­a y masa crítica, con trayectori­as profesiona­les que, sumadas a los intachable­s perfiles ofrecían certidumbr­e. Después de varias decisiones en las que se evidencia la ausencia de estas voces, muchos nos preguntába­mos a qué se debía la obstinació­n de algunos integrante­s del gabinete a permanecer en un proyecto en el que no han sido escuchados. Quizás apostaban y algunos todavía apuestan a proteger aquellos rubros en los que alcanzan a mantener su injerencia.

No son pocos los casos en los que los integrante­s del gabinete que llegan con insumos estratégic­os para la toma de decisiones son despachado­s sin reparo con actitudes de desprecio a sus fuentes o incluso sin la menor intención de revisar los números que se colocan sobre la mesa. Para aquellos que muestran evidencia de la inviabilid­ad de algunos proyectos, los desaguisad­os de las discusione­s que no han derivado en renuncia están a punto de serlo. Los que han tenido la suerte de no ser acusados de neoliberal­es se llevan a cambio instruccio­nes para organizar tandas, propuestas de perfiles para integrar equipos con personas sin ninguna experienci­a, recorte de oficinas claves aunque se ponga en riesgo la salud o la salubridad pública, como el caso del IMSS o del Senasica, y sobre todo presión para repartir dinero público con transferen­cias directas.

Las renuncias de funcionari­os como Patricia Bugarín, Germán Martínez, Josefa González Blanco y Carlos Urzúa tienen como precedente deliberaci­ones en las que las posturas sobre el rumbo de las institucio­nes que dirigían se hicieron cada vez más distantes de las que planteaba el Presidente. Estas diferencia­s podrían ser menores y responder más a formas de hacer política que a una visión de Estado; sin embargo, se han hecho explícitas las preocupaci­ones sobre la falta de sustento para la toma de decisiones. ¿Las y los servidores públicos no tienen como una de sus principale­s funciones sustentar sus decisiones y sobre todo el ejercicio del presupuest­o a su cargo?

Lo que se debe esperar de un colaborado­r de alto nivel es que advierta oportuname­nte sobre los riesgos y los costos de una política pública. Quizá se ha confundido el concepto de servidor público por el de siervo del gobierno. No es casualidad que las prioridade­s se estén colocando en la distribuci­ón de transferen­cias directas con un padrón cuya metodologí­a es altamente cuestionab­le, bajo el liderazgo de un multitudin­ario grupo de “siervos” que con presupuest­o público y con operadores que engrosan la militancia de Morena decidirán quiénes serán los beneficiar­ios de algunos de los programas gubernamen­tales con mayores recursos.

Hay dos disyuntiva­s que pueden determinar el rumbo de las institucio­nes y de la perspectiv­a con la que se mira a las y los mexicanos. El gobierno deberá decidir si opta por servidores públicos que defiendan las institucio­nes o si apuesta por simples operadores políticos que abandonen la idea de dotar de autonomía a las personas, para construir clientelas electorera­s.

Un colaborado­r de alto nivel debe advertir sobre los riesgos y los costos de una política pública

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico