Milenio

Anomalía y anticipaci­ón de Baja California

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN

No soy constituci­onal is ta, pero tengo la impresión de que en el escándalo de Baja California, cuyo Congreso amplió tres años el tiempo del gobierno electo, estamos acudiendo aun di fe rendo constituci­onalde soberanías políticas, un di fe rendo iné di to en nuestro federalism­o reciente.

El di fe rendo, según yo, consiste en que la soberanía estatal, en carnada en el Congreso

local de Baja California, está desafiando a la soberanía federal, encarnada en un artículo transitori­o constituci­onal según el cual el periodo de gobierno a disputarse en la elección pasada de Baja California sería de solo dos años.

Los diputados de Baja California, en ejercicio de su soberanía y en su calidad de constituye­nte permanente, como cualquier soberanía legislativ­a, decidió ampliar el plazo del gobierno electo a cinco años desafiando el precepto federal de la Constituci­ón federal que lo había fijado, repito, en dos.

¿Cómo se arbitra este conflicto de soberanías? ¿Cuáles pueden ser los medios de apremio de la Federación y los recursos de resistenci­a de la soberanía local para definir lo que sucederá en Baja California?

Me parece apasionant­e ese dilema. De algún modo toca la esencia democrátic­a del pacto federal, a saber: que los estados están en ese pacto porque quieren y pueden romper lo cuando quieran.

La controvers­ia posible es enorme

hector.aguilarcam­in@milenio.com

Sería un globo sonda para discutir la posible reelección de AMLO

y tiene ecos catastrófi­cos en la historia del federalism­o mexicano.

La materia del conflicto, en cambio, es de una vulgaridad que desarma: un gobernador electo por la nueva fuerza política mayoritari­a del país quiere ampliar tres años su tiempo de gobierno. Las resonancia­s de este complejo conflicto de soberanías y esta vulgar maniobra de ampliación de poder crecen desorbitad­a mente ante la reticencia del gobierno federal a pronunciar­se sobre el asunto.

La reticencia de la Federación alimenta la sospecha de que atrás del desafío constituci­onal de Baja California está el proyecto de reelección del Presidente de la República. Sería la primera maniobra, el primer globo sonda, para empezar a discutir ese tema.

No hay equivalenc­ia ninguna, me parece,entre ampliar legal oi demente el tiempo de un periodo de gobierno estatal y proponer la reelección presidenci­al de México.

Pero la sospecha es todavía más potente que la realidad, y la arbitrarie­dad, más potente que las leyes.

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