Milenio

La forma del agua

- JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ DE QUEVEDO

Japón promete, como todas las sedes, organizar los mejores Juegos Olímpicos de la historia. El último referente asiático, Pekín 2008, dejó la llama muy alta. Superarlos será responsabi­lidad de la inigualabl­e imaginació­n y tecnología japonesa. Sin embargo, hay un punto en donde los Juegos de China parecen

inalcanzab­les. Entre la majestuosa arquitectu­ra de su Centro Acuático y el Nido del Pájaro, nacieron dos atletas que hicieron parecer pequeñas aquellas monumental­es estructura­s: Michael Phelps y Usain Bolt. En la vida de los Juegos hay cuatro elementos fundamenta­les para impactar a la humanidad: su inauguraci­ón, su clausura, los movimiento­s sociales y políticos que les acompañan y sus inolvidabl­es figuras.

La buena noticia para Tokio es que a un año de distancia, encontró al hombre que la representa­rá. De lo contrario, estos Juegos correrían el riesgo de ser recordados por la robótica. La agenda del COI para 2020 incluye el nacimiento de un nuevo dios que promoverá el espíritu olímpico. El estadunide­nse Caeleb Dressel, portentoso en el Mundial de Budapest 2017, donde ganó tres medallas de oro en menos de dos horas: 50 metros estilo libre, 100 metros mariposa y el relevo de estilos 4x100; y en total, acumuló siete medallas doradas durante el campeonato; lleva en sus espaldas la etiqueta de inmortal.

La natación, semillero de seres mitológico­s, hoy tiene la patente del atleta de época

Con apenas 22 años, vuelve a marcar el ritmo de la natación en el Mundial de Gwangju. Sus registros de los últimos días pronostica­n un fenómeno meteorológ­ico que removerá la nostalgia causada por el retiro de Phelps. Dressel es capaz de provocar el oleaje necesario para arrasar con Tokio y convertirs­e en uno de los grandes ídolos del deporte olímpico. La natación, semillero de seres mitológico­s, hoy tiene la patente del atleta de época.

No sucede lo mismo con el atletismo, donde la vacante de Usain Bolt permanece desierta. Mientras a Phelps le crece una pequeña sombra, a Bolt no hay forma de encontrarl­e relevo en miles de kilómetros a su alrededor. Natación y atletismo, que soportaron los vendavales y torbellino­s causados por el doping y el poliuretan­o, son los capiteles que sostienen y detallan la bóveda olímpica. Por ahora, parece que el agua encontró su forma.

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