Milenio

El alto costo de un peso fuerte

- JULIO SERRANO ESPINOSA juliose28@hotmail.com

Apesar de las críticas que han recibido muchas de las decisiones económicas del Presidente, el peso se mantiene sólido. Está estabilida­d ha tenido efectos positivos, como contribuir a mantener la inflación bajo control. No obstante, el costo ha sido elevado.

La razón principal de la fortaleza del peso son las altas tasas de interés que paga el gobierno. Así de simple. México ofrece de los rendimient­os reales más altos del mundo. La diferencia entre lo que inversioni­stas estadunide­nses

de renta fija pueden obtener en su país (alrededor de 2%) y aquí (más de 8%) ayuda a que pongan de lado decisiones equivocada­s de López Obrador, como la de cancelar el nuevo aeropuerto de Texcoco y la de construir Dos Bocas, y a que se concentren en el excedente de rendimient­o.

Sin embargo, este es dinero especulati­vo, de corto plazo. Si el diferencia­l de tasas se reduce, ya sea porque suben en el resto del mundo o porque bajan en México, entonces estos fondos están en riesgo de salir del país y nuestra moneda podría devaluarse.

Más preocupant­e es que las altas tasas que sirven para defender el tipo de cambio afectan negativame­nte el crecimient­o de la economía. Entre más altas las tasas de interés, menores los incentivos de las empresas de pedir prestado para realizar inversione­s y crear empleos. Para aquellas que ya cuentan con créditos, realizar pagos se vuelve más caro y, por lo tanto, más difícil. El crecimient­o, por supuesto, sufre. Las altas tasas lo deprimen. Ahí están las decepciona­ntes cifras oficiales y las constantes revisiones a la baja de los analistas que ahora lo ubican a menos de 1% en 2019.

Para estimular la economía se requeriría de tasas más bajas. López Obrador está consciente de esta situación y el lunes expresó públicamen­te su deseo de que se reduzcan; aunque dijo que respeta la independen­cia del Banco de México, quien se encarga de establecer­las. Pero bajar las tasas acotaría el diferencia­l de rendimient­o con el resto del mundo y en consecuenc­ia haría menos atractivas las inversione­s de renta fija en nuestro país, lo que presionarí­a el peso. Es un balance muy complicado y no necesariam­ente compatible entre estimular la economía con tasas bajas y defender el tipo de cambio.

Otra razón por la que el tipo de cambio está estable pero que también deprime el crecimient­o es la austeridad republican­a del presidente. Al mercado cambiario le ha gustado la disciplina fiscal. El problema aquí es que la falta de gasto e inversión pública ha frenado la actividad económica y el sector privado no está compensand­o la frugalidad del gobierno.

Para satisfacci­ón del presidente, el peso está fuerte. Pero el costo, sobre todo en el impacto en el crecimient­o económico, ha sido elevado. El gobierno haría bien en buscar atraer inversión extranjera no tanto con altas tasas de interés sino con decisiones económicas que generen confianza.

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