El alto costo de un peso fuerte
Apesar de las críticas que han recibido muchas de las decisiones económicas del Presidente, el peso se mantiene sólido. Está estabilidad ha tenido efectos positivos, como contribuir a mantener la inflación bajo control. No obstante, el costo ha sido elevado.
La razón principal de la fortaleza del peso son las altas tasas de interés que paga el gobierno. Así de simple. México ofrece de los rendimientos reales más altos del mundo. La diferencia entre lo que inversionistas estadunidenses
de renta fija pueden obtener en su país (alrededor de 2%) y aquí (más de 8%) ayuda a que pongan de lado decisiones equivocadas de López Obrador, como la de cancelar el nuevo aeropuerto de Texcoco y la de construir Dos Bocas, y a que se concentren en el excedente de rendimiento.
Sin embargo, este es dinero especulativo, de corto plazo. Si el diferencial de tasas se reduce, ya sea porque suben en el resto del mundo o porque bajan en México, entonces estos fondos están en riesgo de salir del país y nuestra moneda podría devaluarse.
Más preocupante es que las altas tasas que sirven para defender el tipo de cambio afectan negativamente el crecimiento de la economía. Entre más altas las tasas de interés, menores los incentivos de las empresas de pedir prestado para realizar inversiones y crear empleos. Para aquellas que ya cuentan con créditos, realizar pagos se vuelve más caro y, por lo tanto, más difícil. El crecimiento, por supuesto, sufre. Las altas tasas lo deprimen. Ahí están las decepcionantes cifras oficiales y las constantes revisiones a la baja de los analistas que ahora lo ubican a menos de 1% en 2019.
Para estimular la economía se requeriría de tasas más bajas. López Obrador está consciente de esta situación y el lunes expresó públicamente su deseo de que se reduzcan; aunque dijo que respeta la independencia del Banco de México, quien se encarga de establecerlas. Pero bajar las tasas acotaría el diferencial de rendimiento con el resto del mundo y en consecuencia haría menos atractivas las inversiones de renta fija en nuestro país, lo que presionaría el peso. Es un balance muy complicado y no necesariamente compatible entre estimular la economía con tasas bajas y defender el tipo de cambio.
Otra razón por la que el tipo de cambio está estable pero que también deprime el crecimiento es la austeridad republicana del presidente. Al mercado cambiario le ha gustado la disciplina fiscal. El problema aquí es que la falta de gasto e inversión pública ha frenado la actividad económica y el sector privado no está compensando la frugalidad del gobierno.
Para satisfacción del presidente, el peso está fuerte. Pero el costo, sobre todo en el impacto en el crecimiento económico, ha sido elevado. El gobierno haría bien en buscar atraer inversión extranjera no tanto con altas tasas de interés sino con decisiones económicas que generen confianza.