Paraíso colonial
Tierra del muralista José Guadalupe Posada y su preciosa Catrina
Cuenta la leyenda que el beso de una hermosa mujer al entonces presidente Antonio López de Santa Anna, representó para Aguascalientes su nombramiento para convertirse en un estado de la República Mexicana. Y aunque es uno de los estados más pequeños, su riqueza en gastronomía y cultura son verdaderamente grandes. Además, el estilo colonial de sus calles y la famosa feria de San Marcos son un referente de esta hermosa ciudad.
Tour en tranvía
Para iniciar tu visita y empaparte de la historia del estado recorre la ciudad en el tranvía de la SECTURE, que parte del centro histórico y tiene tres rutas diferentes. La ruta Aguascalientes transita por el centro de la capital, el perímetro de la Feria de San Marcos, el Sur y el Barrio de la Estación. La Ruta Antigua permite observar la hermosa arquitectura de cantera, los estadios emblemáticos y te ayuda a descubrir el significado del nombre del estado en los antiguos Baños de Ojocaliente. En la Ruta Cuatro Barrios conocerás las localidades más antiguas de la ciudad: Guadalupe, San Marcos, Encino y Estación.
Baños de Ojocaliente
Estas aguas, que se han convertido en un símbolo característico de la ciudad, alcanzan temperaturas de hasta 40º centígrados y son famosas por su poder de relajación y sanación, ya que mejoran la circulación y alivian los malestares de enfermedades como reumatismo, artritis y estrés.
Gastronomía hidrocálida
Disfruta de la deliciosa gastronomía hidrocálida en la Saturnina, un restaurante con un ambiente pintoresco que se distingue por su sazón. No te vayas sin probar el Chile Aguascalientes, una delicia rellena de carne molida con frutas y bañado en salsa de guayaba y nuez. Por la noche, deleita tu paladar con unas típicas chaskas (esquites), en los puestos de la plaza principal. Si tienes más apetito visita las panaderías que cierran hasta media noche, donde sirven flautas, tacos dorados, enchiladas, sopes, tostadas, tamales, pozole y atole.