Feminicidio por pertenencia
María Salguero diseñó en 2016 un mapa de la República mexicana donde marca los asesinatos de mujeres. En la geografía nacional aumenta el número de cruces y se extienden en municipios periféricos de la capital del país
Feminicidio por pertenencia. La figura no es nueva, aunque ahora es más usual entre criminales que envían mensajes a sus enemigos cuando matan a la mujer del contrario. Los rastros de esa práctica bajan de Chihuahua y de Tijuana, hasta tres municipios del Estado de México, encabezados por Ecatepec, donde se juntan otros componentes.
Es lo que ha descubierto la investigadora María Salguero Bañuelos, quien desde 2016 hace un recuento minucioso y da seguimiento a los asesinatos de mujeres en el territorio nacional. Empezó por la franja norte. De ahí surgió su empeño por bosquejar El mapa de feminicidios. El tema la llevó por escabrosas veredas que la unieron a otras.
Frente a su monitor, la investigadora, que en 2013 diseñó un mapa sobre personas desaparecidas, despliega el cursor; entonces brotan coloridas figuras de cruces que se despliegan a partir de la frontera norte, donde crece el asesinatos de mujeres relacionados con la distribución y consumo de drogas.
De profesión geofísica, científica de datos y activista, Salguero refiere que durante los primeros seis meses del actual gobierno hubo mil 878 asesinatos de mujeres. Estos datos son reportados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En su meticulosa tarea rastrea notas rojas aparecidas en diversos diarios, de modo que su labor es paciente y detallada, como si sus ojos fuesen escalpelos que desmenuzan hechos para luego estudiar las causas, zonas geográficas, condiciones socioeconómicas y laborales de las víctimas. La estudiosa preferiría tener en sus manos las carpetas de investigación.
Ahora, sin dejar de lado el tema del feminicidio, Salguero Bañuelos dirige su búsqueda sobre el aumento de crímenes en el ámbito de la delincuencia organizada, donde la mujer es objeto de venganza.
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Pero vayamos de menor a mayor en la escala de asesinatos de mujeres. Frente al mapa de feminicidios, María Salguero Bañuelos desliza el cursor de su computadora y lo sitúa por debajo del resto: Yucatán, Tlaxcala, Campeche y Aguascalientes.
—Y luego asciende.
—Sí, hacia el Estado de México, en primer lugar; después, Jalisco, Guanajuato y Ciudad de México.
En las tres entidades con menos violencia hay algunos robos; no comparable con el resto, claro, sobre todo donde la violencia es cotidiana.
En los estados de México, Jalisco y Guanajuato, por ejemplo, hay crimen organizado con violencia intrafamiliar y comunitaria.
La particularidad en Guanajuato es que el tráfico de huachicol ocasionó que variaran los delitos que involucran a la mujer.
Salguero Bañuelos informa que Spotlight es el nombre de una iniciativa financiada por Naciones Unidas, la Unión Europea y el gobierno de México que realiza estudios en los municipios mexiquenses de Ecatepec y Naucalpan; en Ciudad Juárez, Chihuahua, y en Chilpancingo, Guerrero, para detallar por colonia la inseguridad y las agresiones de género.
En estos municipios se da el patrón de feminicidios por pertenencia, como lo tipifica Naciones Unidas en algunos conflictos armados, como los ocurridos en Colombia y en Centroamérica.
—¿Muerte de mujeres por venganza?
—Es como un botín de guerra, pero a la inversa. O sea, en muchos conflictos armados ven a la mujer como trofeo y son violadas por los enemigos. Pero acá las asesinan, porque es otra forma de vengarse.
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Lo que propone Salguero es crear políticas públicas en la que se prevenga a chicas que estudian la preparatoria y la universidad, pues muchas viven con la pareja y sufren agresión de los novios, además de que algunos de ellos tienen relación con el crimen organizado.
Ene laño 2016, comen ta Salguero, en Ciudad Cuauhtémoc, una colonia en Ecatepec, hubo mujeres asesinadas por el cobro de piso.
La estudiosa reprocha el descuido de las autoridades que, al no dar seguimiento a hechos delictivos, puede conducir a situaciones como la del llamado Monstruo de Ecatepec, quien ya había sido localizado.
—¿La mujer es el eslabón más débil en esta cadena?
—Sí, y eso lo hemos encontrado en Tijuana, donde queremos entrevistar a mujeres que se dediquen al crimen organizado. Un funcionario local dice que muchas eran narcomenudistas y solo ganaban 20 pesos por cada paquete de cristal que vendían. Además, también son consumidoras, lo que añade un problema de salud pública.
Casos similares proliferan en el estado de Veracruz, de manera especial en Coatzacoalcos y Minatitlán, donde María Salguero ha indagado el aumento de asesinatos violentos de mujeres que trabajan bares. Son chicas de entre 18 y 20 años, con dos o tres hijos; una situación que causa curiosidad en la investigadora y la lleva a preguntar a qué edad se embarazaron. O si fueron víctimas de abuso sexual.
Y enseguida reflexiona: "Y si se embarazó a esa edad, tuvo que dejar la escuela; entonces, por lo mismo, no puede encontrar un buen trabajo y termina en bares para sacar adelante a su familia".
—Usted no plantea solucionesse le cuestiona.
—Yo digo los patrones que encuentro: las chicas con embarazo adolescentes que se van a vivir con sus parejas adolescentes, tienen trabajos precarios, adicciones y peleas por el dinero. —¿Y entonces?
—Pues se tiene que hacer un buen contexto, porque diagnósticos de calidad no se han podido elaborar.
—¿Y qué hace falta? —Acceder a las carpetas de investigación.
La investigadora acepta que su exploración sobre crímenes de mujeres le traído algunas pesadillas; pero dice apaciguarse mientras acaricia a sus dos gatos y al par de perros, además de los paseos en bicicleta.
Durante los primeros seis meses del actual gobierno hubo mil 878 asesinatos