Símbolos
La victoria pertenece al más perseverante. La larga crisis de las instituciones que soporta México otorga a la actual transición democrática un carácter dual; es una vuelta a la ley, tan pisoteada en las últimas décadas por una impunidad sin precedentes y a la vez el intento del presidente López Obrador de crear un espacio institucional nuevo, no preexistente. La construcción para una gobernabilidad
implica disciplina y lealtad para transformar un andamiaje carcomido por fuertes intereses.
La genética del nuevo régimen se presenta no solo por el acatamiento a nuevas normas donde la narrativa sobre la moral representa un eje conductor, sino también como un tejido de pactos y de acuerdos en los que están en juego los principios intersubjetivos de reconocimiento mutuo entre los actores políticos, sociales y empresariales.
El Presidente, se sabe de sobra, es un hombre de símbolos y las recientes acciones involucrando a otrora poderosos personajes tienen una relación íntima con el desastre heredado. La detención de Juan Collado es botón de lo que López Obrador señala como la pirámide de responsables de la debacle nacional. Las imágenes de una fastuosa boda dieron vida a esa narrativa sobre la mafia del poder como símbolo de derroche, dispendios, riqueza, lujo y despilfarro.
Lozoya, emblema del saqueo y las frivolidades en Pemex
El caso de Alonso Ancira representa el enriquecimiento al margen de la ley utilizando chicanadas legaloides para ahorros de miles de millones de dólares aunado a complicidades y arbitrariedades bajo el manto protector del poder.
Emilio Lozoya es emblema del saqueo, la corrupción rampante y las frivolidades en Pemex. Esa red de vínculos trastoca todos los cimientos estratégicos nacionales que pasan por el sindicato de Romero Deschamps; todos en la rapiña del recurso público.
Rosario Robles simboliza el mal gobierno. Señalada como figura de cómo el poder desfigura y en la ruta ahumada se abre la herida de añejos rencores entre una izquierda corrupta. Solo falta conocer quién(es) serán emblema del enriquecimiento ilícito a través de esquemas que involucran las redes de empresas fantasma. Esto cerrará la pinza presidencial cuyas secuelas serán de pronóstico reservado.