Restos de un naufragio
Actualmente pocos escritores tienen la posibilidad de publicar cuentos y, como se sabe, se debe a cuestiones editoriales. Cada vez hay menos editoriales independientes que intentan no sucumbir a la crisis económica y las grandes casas editoriales desprecian al género — según dicen— porque no vende. Lo ideal sería que la editorial del Estado, el FCE y lo que queda de la dirección
de Publicaciones de la Secretaría de Cultura ofrecieran a los lectores la oportunidad de conocer los relatos de escritores mexicanos, pero sus intereses están en otra parte. De las escasas opciones que tienen los narradores se encuentra Páginas de espuma, editorial española que se ha interesado en la obra de Padilla, Serna, Volpi, Ortuño, Chimal y Venegas.
La madurez narrativa de Socorro Venegas invita a leer estos relatos, prosas, estampas. No son propiamente textos que atiendan a la tradicional estructura de un cuento. Lo que menos importa es el final de la historia porque la esencia de su escritura radica en la manera que tiene de abordar el desasosiego. La brevedad que practica provoca que desarrolle algo que podría llamarse economía del lenguaje. Bajo esa perspectiva logra crear imágenes que permanecen en la memoria del lector. Lo suyo es decantar, pulir, con la paciencia de alguien que esculpe una piedra y le va quitando lo que sobra.
Los temas que aborda van desde la infancia, la maternidad, el desamor y hasta la soledad. Un asunto excepcional es que casi no se habla de la maternidad desde la visión de la mujer que pierde algo de su vida, pues la mayoría de las veces se le observa como alguien más cercana a la abnegación
Escritora