Fráncfort sin el FCE
Ala feria internacional del libro en Fráncfort van editores, agentes literarios y distribuidores del libro, básicamente, a ofertar derechos de autor. Si ese no es el propósito primordial, el gasto que representa estar en la feria se vuelve costoso y sin duda innecesario. Nadie me lo ha contado: he estado como editor por años, representando a editoriales trasnacionales y poquísimas veces hemos podido vender derechos de autor porque simple y sencillamente poco o nada interesan los autores mexicanos. Y los que importan, contados en la palma de la mano, ya tienen representante para ofrecerse en otros idiomas.
Fráncfort es un escaparate mundial en materia de libros. Es llegar a Ítaca. Ahí se han vendido los derechos de autor de plumas internacionales reconocidas, la mayoría, más comerciales que literarios. Es decir: dime cuánto vendes y te diré el precio de tu obra. Para estar allí hay que alejarse del lado romántico de la vida literaria y llegar con calidad de empresario editorial, dispuesto a jugar con tiburones. Hay que ir con dinero,
intuición comercial, sagacidad para la apuesta, experiencia de los fracasos para encontrar el verdadero éxito, o con la firme convicción de buscar lo que a nadie le interesa porque son incapaces de apostar por lo nuevo en materia libresca. Eso es Fráncfort. Todo lo demás son mentiras edulcoradas de palabras donde el libro es un arte incomprendido: como el ego de un escritor.
Por eso creo que tiene razón el director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II, al señalar que este año la editorial a su cargo no irá a Fráncfort porque “no tiene nada que ofrecer”. (Lo tiene, pero no allá). Es razonable la medida sabiendo el enorme gasto a fondo perdido que ha sido llevar a la editorial del Estado a una feria que nada tiene que ver con su acervo literario. El propio Taibo podría informar de los fracasos que ha sido ir a la feria, porque ningún director anterior podría presumir de haber vendido algún título mexicano. Más bien vamos a comprar autores para traducirlos en México. Pero eso, señoras y señores, se puede hacer tranquilamente por correo electrónico, con un agente literario.
Otra cosa es la imprescindible presencia del FCE en Fráncfort. ¿Imprescindible? No lo sé. El FCE dejó en manos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Caniem, el manejo de esos viajes a editoriales “independientes”. Embarque de funcionarios y editores poco astutos en conocimientos de venta de derechos de autor, donde más bien iban de vacaciones. Más bien utilizaban recursos públicos para hoteles, comidas, transporte, etcétera, a cuenta del gobierno. Gastos sin ganancias de ninguna clase. Cuando se critica la decisión de Taibo II en este aspecto, no tienen idea de lo que ha sido tener al FCE en Fráncfort.
Enfocar las baterías en América Latina con la prestigiada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, bastaría para levantar los potenciales del FCE, encaminados a ganar el mercado en idioma español. Ya lo tenemos en realidad. Pero que FCE sea cabeza del proyecto, sería un acierto en la administración de Paco Ignacio Taibo II. Al FCE le urge renovación, cuidar recursos, no dilapidarlos, como sabemos sucedió…