Los jóvenes de Lima II
Auna semana de la clausura, México sostiene un pulso histórico por el segundo puesto del medallero panamericano junto a Brasil, Canadá y Colombia, potencias continentales que llegaron a Lima en circunstancias muy diferentes a las de los atletas mexicanos: envueltos en la tensión que
produce la incertidumbre de sus programas deportivos, y en medio de incómodas discusiones alrededor del modelo de financiación que les ayuda a mantenerse. Hace unas semanas, parecía que nuestros deportistas eran un paquete económico, político y social, del que nadie quería hacerse cargo. Peor aún, hubo quien sintió el derecho de cuestionar el valor que tienen estos jóvenes como patrimonio social y humano de nuestro país. El riesgo de un fracaso extremo en Lima, haría crujir las oxidadas estructuras del deporte nacional. El escenario no era desconocido para nadie, pero en un ambiente cargado políticamente y marcado por un régimen de austeridad, se pronosticaba una derrota de magnitud tan considerable, que haría replantearse la importancia de sostener un programa de alto rendimiento o reducirlo al mínimo hasta reestructurarlo con otros métodos y presupuestos. Los Juegos Olímpicos del próximo año en Tokio, ni siquiera asomaban en el horizonte, los Panamericanos
Faltan algunos días, pero el ejemplo que han dado los jóvenes de Lima, ya es categórico
aparecían como la hora límite en el futuro del deporte mexicano. Muy pocos creyeron en la fuerza espiritual de los jóvenes de Lima, capaces de levantar cualquier batalla a pesar de asistir a la competencia en un entorno enrarecido y hasta cierto punto, injusto. Hasta el momento, como apuntábamos también hace algunas semanas, la delegación nacional mantiene el carácter que en situaciones de crisis, hace tan distintos a los atletas mexicanos. Esta es su principal constante. Durante los próximos días asistiremos a uno de los momentos más determinantes en la historia de nuestro deporte. Los atletas mexicanos tienen por delante dos grandes hazañas: pelear por el segundo puesto panamericano hasta donde les sea posible, y demostrar en esa lucha que cualquier dinero dedicado al deporte, es una inversión en nuestra salud y educación como sociedad. Faltan algunos días, pero el ejemplo que han dado los jóvenes de Lima, ya es categórico.