Ricardo Monreal
“Trump se vio obligado a condenar el racismo, pero no el uso de armas”
Elata que colectivo en El Paso, Texas, donde murieron 22 personas, entre ellas ocho mexicanos, fue el tiroteo masivo número 21 en Estados Unidos en lo que va del año. Unas horas después, en Da y ton, Ohio, yen Chicago, Illinois, se registraron los atentados 22 y 23, que han reportado un saldo global de 129 víctimas fatales. ¿Qué está pasando?
La combinación de una política pública permisiva para que particulares adquieran armas letales, la propagación viral de la violencia en diversos medios de telecomunicación (especialmente internet) y la irrupción de un discurso de odio en la plaza pública — exacerbado en épocas electorales—pareces er el invernadero perfecto para la incubación de hechos fatal es como los ocurridos el fin de semana.
La respuesta de las autoridades estadunidenses fue oportuna y certera, al tratar como“terrorismo interno” todosestos ataques a civiles inocentes, que han enlutado hogares est ad unid en s es y mexicanos por igual. Incluso, obligó al pre si denteTrumpa condenar expresamente el racismo, la in tolerancia y el su pre macismo blanco, aunque no el uso de las armas.
El responsable en esta ocasión no fue el“terrorismo internacional”, ni alguna organización fundamentalista del Oriente Medio, sino la anomia social que pudiera estar padeciendo un país como nuestro vecino del norte, donde todo es grande: sus afectos y sus defectos; sus aciertos y sus fallas.
El gobierno de México también ha reaccionado de manera oportuna, con un plan de siete acciones para procurar justicia a las víctimas de origen mexicano y prevenir futuras agresiones, entre las que destaca la primera denunciaen la historia diplomática de México, por terrorismo contra con nacionales en el extranjero.
El tiroteo en El Paso es el caso más evidente del o que puede generar un discurso de odio contra los mi grant es. Un joven blanco de 21 años, PatrickCru si us, residente de la zona norte de T ex as( donde históricamente inicia elHollybelt de los suprema cistas blancos, ya siento de movimientos racista s de extrema derecha, como el Ku Klux Klan), armado con un rifle de asalto que se puede adquirir en cualquier armería del barrio, decidió enfrentar“la invasión hispana” en un centro comercial concurrido por mexicanos y me xi coa me rica nos.
A través de un "manifiesto", el joven Patrick había anunciado previamente su decisión en un foro de internet, conocido por su extremismo de derecha (8chan), y hasta advirtió que seguramente sería acusado de "supremacista y racista", pero que tenía la convicción de estar salvando a su país "del reemplazo cultural y étnico traído por una invasión…", tal como lo justificó en marzo pasado el autor de otra masacre de odio en Nueva Zelanda, Bren ton Tarrant, quien anticipó y transmitió el atentado por redes sociales, provocando todo un movimiento internacional (Christchurch Call) para prevenir y eliminar los contenidos terroristas y de violencia extrema en la web.
Como en el espejo negro de Tezcatlipoca, donde el día y la noche se juntan, provocando densa niebla, la misión del gobierno mexicano ahora es doble: debemos defender y proteger a nuestros connacionales de los crímenes de odio en cualquier parte del mundo, pero también evitar que la anomia social anti inmigrante florezca en nuestro país, especialmente frente a los mi grant es centroamericanos, la cual des afortunadamente está en ascenso.
Debemos defender a nuestros connacionales en cualquier parte del mundo