Hay armas que matan más
Los estadunidenses reclaman un extraño derecho: poseer armas de asalto. Y, ante el menor intento de que les sea restringida la compra de fusiles semiautomáticos, invocan una enmienda constitucional en la que, en unos términos que no quedan del todo claros y que no serían siquiera enteramente concluyentes, se otorga a los ciudadanos la prerrogativa de defenderse por su cuenta.
No es sólo la facilidad de adquirir pistolas y rifles lo que lleva a que ocurran tiroteos masivos en nuestro vecino país. Es, sobre todo, la posibilidad de tener en tus manos, sin mayores trámites, fusiles de calibre militar. El tipo de armamento que utilizan los comandos de los ejércitos nacionales y las fuerzas especiales de la policía, o sea.
Con un arma automática, aprietas el gatillo y el artilugio no deja de disparar. La compra de estas metralletas no es tan sencilla en los Estados Unidos, a pesar de todo. Pero sí te puedes hacer expeditamente de un AR15 como el que utilizó el tirador de la discoteca Pulse de Orlando para masacrar a… ¡49 personas!
Con estos fusiles necesitas pulsar el detonador con cada tiro pero cualquier sujeto medianamente habilidoso puede equiparlos de un accesorio que los vuelve automáticos. Fue justamente lo que hizo Stephen Paddock, en Las Vegas, en 2017, para poder disparar 12 mil balas desde su habitación del hotel
Armas de guerra… a la mano de todas las personas en EU
Mandalay Bay contra la multitud que disfrutaba un concierto de música country al aire libre. Utilizó dos armas modificadas, el referido A-15 y un AK47. Murieron en ese suceso 59 seres humanos. Y hubo 851 heridos. Armas de guerra… bajas de guerra.
Hay entonces una relación directísima entre la potencia de fuego y la capacidad de matar. Con un mero revólver no le quitas la vida a tanta gente. Y, por lo que parece, no es siquiera un tema de que las personas puedan poseer armamento: en Suiza están armados muchísimos ciudadanos y en Finlandia puedes poseer una pistola con una simple autorización de la policía municipal.
Son pueblos pacíficos y muy civilizados, desde luego. La cuestión es otra: más allá de que un individuo desequilibrado se ponga un día a dispararle a sus congéneres, un arma mortífera será siempre… muy mortífera. ¿Tan difícil les resulta a nuestros vecinos entender esto?