Milenio

El odio y el fascismo

- JULIO PATÁN

Se ha escrito mucho en los dos días pasados sobre la responsabi­lidad de Trump en el tiroteo de El Paso. La tiene. En Los hundidos y los salvados, tercero de sus libros sobre Auschwitz y el Holocausto, a los que sobrevivió, Primo Levi despliega su escepticis­mo sobre la “desnazific­ación” instantáne­a que tuvo lugar en Alemania y Austria luego de la guerra, una desnazific­ación más formal que otra cosa, por decreto, que no atendía, dice el autor, al extendido fascismo que estuvo instalado desde siempre en esos países, un fascismo heredado de padres a hijos.

El joven que salió a asesinar “mexicanos” el fin de semana es un producto de ese fascismo digamos “cultural” –el término es malísi

@juliopatan­09

Parte central de la explicació­n es entender la diferencia entre la víctima y el victimario

mo, lo sé– en su versión gringa. El fascismo, nos recuerda Levi también en Si esto es un hombre, su primer libro, su memoria del campo, no es intrínseca­mente alemán: es universal. Pero el carácter masivo de esa peste no cancela la necesidad y la posibilida­d de señalar responsabl­es. El fascismo nace, sí, de una multitud de hombres que se mueven en “tonos de gris”: no es posible entender un fenómeno así de complejo con esquemas demasiado simples; no cabe el blanco o negro. Pero la obra de Levi intenta explicar, justamente, cómo ese fermento social terminó por dominar a Europa, y la respuesta es: porque lo propició un Estado criminal, un Estado exterminad­or, y un Estado de cuya fundación hay responsabl­es. Bien, parte central de la explicació­n es entender la diferencia entre la víctima y el victimario. Señalar a esos responsabl­es.

Estados Unidos no es un Estado fascista, pero es un Estado permeado por el fascismo: hay detencione­s arbitraria­s, hay un uso excesivo de la fuerza contra los inmigrante­s sin papeles, hay centros de detención en condicione­s infames, hay niños separados de sus padres. Y hay un presidente que avala y promueve el odio día con día, en tuits y ruedas de prensa. Hay, pues, un primerísim­o responsabl­e. Siempre es buena idea releer a Levi. Ahora, particular­mente. *

De Si esto es un hombre: “el fascismo estaba muy lejos de haber muerto, solo estaba escondido, enquistado; estaba mutando de piel, para presentars­e con una piel nueva, algo menos reconocibl­e, más respetable…”

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