Milenio

Salud para todos, una realidad lejana

La creación del Instituto de Salud para el Bienestar solo abonará a la fragmentac­ión. Lo serio y preocupant­e de esta decisión es que lo que está en juego es la vida de millones de mexicanos. Una improvisac­ión, sin duda, muy costosa

- ERNESTO RUBIO DEL CUETO*

En materia de salud, uno de los grandes propósitos de la presente administra­ción es ofrecer a la población más necesitada “medicinas y atención médica gratuitas para todos”, con el fin de lograr con ello la anhelada universali­dad de los servicios de salud, de ahí, que sea obligado hacer una breve referencia histórica, relacionad­a fundamenta­lmente con el Sistema de Protección Social en Salud, conocido coloquialm­ente como Seguro Popular.

1.- El Seguro Popular fue diseñado y creado en año de 2004 durante la administra­ción del presidente Fox, a raíz de que fue designado como secretario de Salud, el doctor Julio José Frenk Mora, quien durante su destacado desempeño en la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza, estudió a fondo la planeación financiera para evitar los terribles gastos de bolsillo en la población no cubierta por la seguridad social en nuestro país, dando oportunida­d tanto a los expertos de salud como a los organismos cúpula del sector privado, para dialogar al respecto y recomendar 10 puntos que, por cierto, no estuvieron contemplad­os en la versión final del proyecto y que eran necesarios para el éxito del seguro, ya que tendían a lograr la transparen­cia y la rendición de cuentas de los cuantiosos recursos que la Federación transferir­ía a las entidades federativa­s.

2.- Al haber sido designado Salomón Chertorivs­ki Woldenberg como director del Seguro Popular y habiendo fungido como secretario de

Salud a finales del año 2011, en la administra­ción del presidente Felipe Calderón, con gran énfasis en la difusión se señaló que uno de los logros más exitosos de ese gobierno había sido el hecho de haber incorporad­o a 57 millones de mexicanos al Sistema de Protección Social en Salud, cifra que se ajustó a 54 y con ello sostenían que se disminuyó el impacto económico en las familias, por los elevados gastos de bolsillo que son y eran de los más altos en el mundo. Sin embargo, desde entonces se comenzó a ver y comprobar que los miles de millones de pesos que la Federación transfería a los gobiernos de las entidades federativa­s no eran debidament­e utilizados y aplicados para mejorar la salud, por lo que más de 70% de los gobiernos locales presentaro­n serias irregulari­dades al momento de rendir cuentas respecto del uso y destino de dichos recursos.

La reforma en comentario pretende obedecer a dicha intención, es decir, que sea la Federación la que tenga a su cargo la prestación de servicios de salud a las personas carentes de seguridad social; sin embargo, como vimos, el texto de la iniciativa y la instrucció­n presidenci­al, no van por el mismo camino.

Se debe recordar que uno de los principale­s señalamien­tos del presidente López Obrador respecto del sistema de salud en México, desde luego, aparte de la corrupción, es que éste se encuentra fragmentad­o, ya que en México prestan servicios de

MOISÉS BUTZE

atención médica las institucio­nes de seguridad social que atienden a los trabajador­es del sector formal de la economía (IMSS e Issste), los hospitales de Pemex y de las secretaría­s de la Defensa y de Marina, los hospitales que todavía dependen directamen­te de la Secretaría de Salud, los institutos nacionales de salud que, como dijimos solo atienden el tercer nivel, así como los Servicios Estatales de Salud (financiado­s hasta ahora por el Seguro Popular) y el Programa IMSS-Bienestar, que velan por la población sin seguridad social.

La creación del Instituto de Salud para el Bienestar solo abonará a esa fragmentac­ión y harán que la meta de la universali­zación de la salud se aleje cada día más.

En resumen, lo que esta iniciativa logrará, de ser aprobada en sus términos, es desaparece­r toda una infraestru­ctura que a 15 años de su nacimiento estaba funcionand­o, no sin problemas, pero funcionand­o, para crear un instituto que hará lo mismo que la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, para hacerse responsabl­e de la importantí­sima función de Estado que es garantizar el derecho a la protección de la salud, y que de ninguna manera conseguirá que México tenga en poco tiempo, un sistema de salud como el de los países nórdicos o el de Canadá, por el contrario, permite avizorar un gran fracaso.

Lo serio y preocupant­e de esta decisión es que lo que está en juego es la vida de millones de mexicanos. Una improvisac­ión, sin duda, muy costosa.

* EX PRESIDENTE DE CONCAMIN, EX PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO MÉXICO-EU Y EX PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN MEXICANA DE LA SALUD.

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