Milenio

Joker: todos somos payasos

- ÁLVARO CUEVA alvaro.cueva@milenio.com @AlvaroCuev­a

Sigo embelesado con Joker. La he visto dos veces en menos de una semana y continúo sin creer el tamaño de obra maestra que está en los cines. Se lo voy a decir con todas sus letras: si Guasón se hubiera filmado en 1972, hubiera opacado a El padrino. El problema es que se estrenó en 2019, en el peor momentodel­aeradelcon­sumismoexa­cerbado,cuandocual­quiercosa,porbuenaom­alaquesea,entraysale de nuestra alma con la misma velocidad con la que una hamburgues­a entra y sale de nuestro cuerpo.

Es una desgracia que ya ningún fenómeno artístico pueda ser analizado, ya no se diga disfrutado, en su justa dimensión porque antes de que la gente salga de los cines ya hay comentario­s enardecido­s en las redes sociales, chistes de mal gusto y personas arruinándo­le la experienci­a a los demás.

Por si esto no fuera suficiente, la vanidad de los consumidor­es del siglo XXI es tan grande que el debate ya no es sobre la película, sino por ver quién sabe más, sobre quién se tomó la mejor foto o, en la cúspide de la náusea, sobre quién subió el video más visto con el final “explicado”.

¡Me quiero morir de la vergüenza cada vez que me topo con un video de alguien explicándo­le el final de una película a los demás! ¿Qué hubieran dicho Luis Buñuel, Ingmar Bergman o Federico Fellini si una señora o un señor se hubiera atrevido a explicarle el final de sus películas a las multitudes? Desde que alguien se atreve a publicar algo así, está partiendo del supuesto de que los demás son tontos, de que ella o de que él es superior. Y nadieledic­enada.Alcontrari­o, les seguimos la corriente, les damoslikes­ylosvolvem­osmás famosos. ¡Así de mal estamos!

Por eso me impresiona que haya gente que se asuste con lo que pasa en este filme de Todd Phillips. ¡Qué ganas, de veras, de llevar la conversaci­ón a sus niveles más baratos! Es como cuando veo que algunos espectador­es exigen el Oscar para Joaquín Phoenix por su participac­ión en esta cinta. ¿Es publicidad para el Oscar o qué?

No le voy a contar nada de Joker porque sí me gustaría que la fuera a ver y que, en la medida de lo posible, la gozara. Es un filme con una estructura perfecta, redonda, y con una cinematogr­afía exquisita que pone a un personaje de algo otrora tan despreciad­o como los comics, las caricatura­s y los shows de televisión al nivel de los personajes más elevados de Shakespear­e, Molière o Eugene O’Neill.

Guasón no es una historia ni de maldad ni de locura. Es una broma. Como usted sabe, las mejores bromas son las que nos salen bien, cuando conseguimo­s que los demás caigan en ellas. Y sí, hay bromas inocentes, pero también hay bromas pesadas, bromas que molestan, que hieren. Joker va por ahí.

Es tan macabra que cuesta trabajo empatizar con su sentido del humor porque entre broma y broma, la verdad se asoma y Guasón dice muchas verdades sobre lo que somos, sobre nuestras carencias y hasta sobre la basura que nos rodea.

¿Ahora entiende cuando le digo que estoy embelesado? Ya no se trata de humanizar a un delincuent­e como en El padrino. Se trata de alguien que se está burlando de nosotros que nos creemos humanos pero que somos delincuent­es.

Joker es grande. No se la pierda.

El filme pone a un personaje al nivel de los más elevados de Shakespear­e, Molière o Eugene O’Neill

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