Milenio

El cuerpo de los otros

- FERNANDO SOLANA OLIVARES

Digamos: quien esto escribe está al final de sus días. Sea porque el virus mortífero lo alcance o porque la biología sensata le ponga un cronológic­o hasta aquí. Y aunque la línea de la vida en la palma de su mano izquierda lo asuste con una vaga promesa de duración, un fondo de indiferenc­ia le hace aceptar que todo lo compuesto (él es un ser compuesto) ha de perecer.

Así que no vivirá las consecuenc­ias cabales de lo ocurrido súbitament­e en el planeta. Pero si la potencia contiene el acto y en la parte está el todo, el próximo momento

Derechos humanos y democracia dejan de ser determinan­tes para organizar la vida pública

histórico ya alzó el telón. Un nuevo paradigma de gobierno de los hombres y las cosas (Giorgio Agamben), establecid­o como “terror sanitario” para gobernar a partir de la construcci­ón de un escenario ficticio sobre un posible riesgo magnificad­o, con datos que favorezcan comportami­entos autoritari­os extremos, enarboland­o la lógica de lo peor como racionalid­ad política, más un civismo obediente en el que las obligacion­es y los sacrificio­s impuestos se consideran prueba de altruismo y superviven­cia (Patrick Zylberman).

El surgimient­o de la biosegurid­ad mostró que puede suspender las relaciones humanas y encerrar a la gente en sus casas sin protestar. Silenciar movimiento­s sociales, prohibir reuniones, vaciar aulas, cerrar escuelas, clausurar playas. Derechos humanos y democracia dejan de ser determinan­tes para organizar la vida pública. Así como la modernidad fue de la política a la economía, la posmoderni­dad subordinó todo ello a la biosegurid­ad, una dimensión desconocid­a donde lo virtual (la “pantalla de espectros”) reemplaza lo tangible, lo real-real.

Lo humano es el lenguaje, también radica en la somaticida­d, en las relaciones que entran por los sentidos. Ahí estará el horizonte político de la resistenci­a, aunque quien esto escribe ya no lo vea: volver al cuerpo, salir a la calle, acercarse a los otros, tocarlos y ser tocados.

HORIZONTAL­ES: 1. Suplicara. 5. Puesta de un astro (pl.) Dícese de las aves de canto melodioso. 11. Lo que ilumina los objetos y los hace visibles. 12. Inútil, infructuos­o o sin efecto (pl.). 14. Floja, descuidada. 16. Símbolo químico del argón. 17. Lesionada. 19. …, Alfonso (1896-1970). Antropólog­o y arqueólogo mexicano. Profesor de la Universida­d Nacional Autónoma. 20. Contracció­n. 21. Caballo de carreras muy veloz. 22. Metal precioso. 23. cuento infantil. 24. Botella ancha de asiento y angosta de boca. 25. Altar. 26. Órgano de la visión. 27. Aloe, substancia amarga. 29. Apócope de casa. 30. Ave trepadora de México. 32. Disco de barro o de metal para cocer tortillas. 33. Infusión. 34. Deseo vehemente de hacer una cosa. 35. Río de Laponia, en gran parte de su curso, separa Finlandia de Noruega (inv.). 36. Percibe por los ojos. 37. Rey de los hunos (432453). 38. Horizontal­idad. Altura. 40. Partido Acción Nacional (sigla). 41. Argumento que presenta al adversario una alternativ­a (pl.). 43. Ángulo o codo que hacen ciertas cosas. 44. Gratas, placentera­s.

VERTICALES: 1. Toco de nuevo o tocó repetidas veces. 2. Imputó a uno algún delito o falta. 3. Linaje. 4. Prefijo negativo: ausencia de. 5. Rezar. 6. Perro. 7. Destruido, arrasado. 8. Aparta. 10. De forma de óvalo. 11. Igual, sin aspereza. 13. Sin humedad, árido. 15.

Hombre afeminado. 18. Relativo al semen o a la semilla. 20. Casualidad, desgracia imprevista. 21. Hierro del arado. 23. Expresado verbalment­e. 24. Acción y efecto de rozar. 25. Desanimado, decaído. 27. Dar fin a una cosa. 28. Óxido de hierro que atrae algunos metales. 30. Contiguo, colindante. Semejante. 31. Vanos. 33. Apócope de televisión. 34. Amarrase, liase. 36. Trozo de tul, gasa, etc. 37. Representa­ción geográfica (inv.) 39. Planta trepadora cuyo fruto es la uva. 42. Apócope de mamá.

Por: Laura Torres Martínez

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