Milenio

Matemática y abogada, fórmula para aumentar la recaudació­n

La transforma­ción pendular del reino de las condonacio­nes a un asfalto duro donde empresario y ciudadano deben cumplir o atenerse a las consecuenc­ias ha sido liderada por dos mujeres

- WILBERT TORRE

En tiempos de la tecnocraci­a neoliberal, la Secretaría de Hacienda controlaba desde la compra de un tornillo hasta la definición de políticas públicas, pero también la recaudació­n de impuestos, un centro de operacione­s de un sistema de picaporte en el que con vivían altos funcionari­os, dueños de empresas y despachos que promovían peticiones de con donación de impuestos o recomendab­an operacione­s de evasión y defraudaci­ón fiscal.

Entre 2007 y 2018 los gobiernos de Calderón y Peña condonaron 400 mil 902 millones de pesos actualizad­os en impuestos, cantidad suficiente para siete presupuest­os de la Guardia Nacional; 54 por ciento de lo perdonado se concentró en 108 grandes empresario­s, más de 50 de ellos cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores.

Las condonacio­nes firmadas por Peña dan cuenta del poder que concentró la voluntad presidenci­al: 87 mil 650 millones el primer año, solo 18 meses después de la campaña de 2012, epicentro de denunciass­obre pago de sobornos de empresas a cambio de contratos.

Dos años después, las condonacio­nes y el sistema del picaporte desapareci­eron como brazos ejecutores del poder presidenci­al. En 2019 el SAT recaudó 140 mil millones de pesos más que en 2018 y aumentó la base de contribuye­ntes.

Entre abril y junio cinco compañías finiquitar­on impuestos pendientes o evadidos por 27 mil millones. El gobierno les dio otra opción: que sus socios enfrentara­n la ley fiscal de 2019, que elevó la defraudaci­ón a delincuenc­ia organizada y prisión sin derecho a fianza.

Esta transforma­ción pendular del reino de las condonacio­nes a un asfalto duro donde empresario y ciudadano deben cumplir o atenerse alas consecuenc­ias ha sido liderada por dos mujeres: una abogada y una matemática. Esta es la ruta del modelo que aumentó la recaudació­n sin nuevos impuestos, eliminó con donaciones y doblegó firmas en el intento de instaurar una cultura de pagos atornillad­a en la ley.

*** Cuando Margarita Ríos-Farjat llegó ala oficina principal del Sistema de Administra­ción Tributaria la recibieron los coletazos del sistema del picaporte que se resistía a morir. Colaborado­res relatan que lo corroboró al recibir al socio de una empresa y los abogados de uno de los despachos que recomendab­an a clientes operacione­s para eludir impuestos.

Los abogados exigían tasa cero para un producto que no la acreditaba. Acapararon la palabra con largos alegatos y ofrecieron pagar una cuarta parte de los miles de millones reclamados. Citaron 37 amparos y amenaza ron con prolongar el asunto por años.

“Me encanta litigar, es mi formación”, les respondió la jefa del SAT. Les dijo que le preocupaba el engaño jurídico porque llevaría a la empresa a perder más dinero por asesorías irreales y sin soporte constituci­onal. Tras un silencio el empresario dijo: “Nos vamos a arreglar. ¿Cómo le hacemos?”. En una semana pagó sus adeudos. Así inició una estrategia de largo alcance para fiscalizar distinto a los grandes contribuye­ntes.

En otra ocasión un empresario le dijo: “Vengo de parte del presidente, todas las semanas comemos juntos”. Le respondió que le creía, pero que su petición se resolvería­con la ley. El visitantes e irritó: “No me entiende, el presidente me mandó a resolver esto”. Ella recibió el documento, sonrió y apuntó el aparato rojo que la conecta con el despacho principal de Palacio Nacional: “Lo entiendo perfecto y por eso lea claro que este teléfono nova a sonar para pedirme excepcione­s para nadie. Si así fuera, yo renunciarí­a ”. Tiempo después, cuando le contó la anécdota, López Obrador le confirmó: “Lo que diga la ley”.

Una de las investigac­iones más prolongada­s y exhaustiva­s involucró a las empresas que emitieron facturas de operacione­s simuladas por 1.6 billones de pesos entre 2015 y 2019. En vista de que no existían datos duros la jefa del SAT ordenó revisarlas y los resultados revelaron evasión por 354 mil millones. Hizo una lista de 150 empresas que facturaron 282 mil millones y pidió visitar 140 para comprobar su existencia.Identifica­ron cinco. Les retira ron sello fiscal y solo una protestó.

Al mismo tiempo, entre septiembre y octubre de 2019, la mayoría de Morena en el Congreso aprobó la ley impulsada por el procurador fiscal de la Federación, Carlos Romero Ar anda, que elevó a delincuenc­ia organizada la defraudaci­ónfiscal y consideró los delitos contra el fisco como amenaza a la seguridad nacional.

El intercambi­o de inteligenc­ia con la Secretaría de Marina también aumentó. Se nombró al almirante Juan Ramón Alcalá, marino retirado, como segundo al mando de las aduanas. En esa primera etapa Ríos-Fa rjat se enfrentó al titular de Aduanas, Ricardo Peralta. Dos meses después éste dejó el puesto. Ríos-Farjat, Ricardo Ahued —segundo jefe de Aduanas—ye l almirante Alcaládeci dieron des ti tuc iones y nombramien­tos que solo se concreta ron con la salida de Carlos Urzúa de Hacienda.

A principios de diciembre de 2019, cuatro semanas antes de que la nueva ley cobrara vigencia, empresas factureras se acercaron a la oficina de Ríos-Farjat y pagaron 2 mil millones de pesos. En diciembre de 2019 fue propuesta por el Presidente y electa por el Senado ministra de la Suprema Corte.

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En enero un rumor se esparció en los despachos fiscales: Raquel Buenrostro —la mano de hierro detrás de las compras de gobierno— había solicitado renuncias de funcionari­os antes de que el Senado la ratificara como jefa del SAT.

Buenrostro posee tres virtudes en el mundo obradorist­a: es leal, implacable al cumplir una orden y desconfiad­a hasta la médula. Esa fue la razón que la llevó a ordenar los despidos masivos de administra­dores, directores de área y mando saltos que provenían de los gobiernos de Calderón y Peña.

Es una de las funcionari­as más discretas del gobierno, una mujer pequeña y de hábitos frugales. Su vestimenta consiste de blusa, pantalón y zapatos bajos; no lleva joyas ni bolsos de diseñador. En el otro extremo de su personalid­ad sobresalen las cualidades que el Presidente ha exaltado: su carácter de servidora pública eficaz y dura.

“Es dura, pero sabe escuchar”, dice un miembro del gabinete. En 18 meses cumplió dos instruccio­nes: recortó 200 mil millones de pesos en gastos y plazas de gobierno, y a partir de enero, apoyada en el rediseño de las políticas fisca

Ríos-Farjat solicitó las renuncias de funcionari­os antes de ser ratificada como jefa del SAT

Buenrostro posee tres virtudes en el mundo de la 4T: es leal, implacable y desconfiad­a

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