La poesía según Natalia Toledo
Natalia Toledo, actual subsecretaria de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura, nació en Juchitán, Oaxaca, y estudió en la Escuela de Escritores de la Sogem. Ha publicado libros de poemas y cuentos en zapoteco y español, algunos ilustrados por su padre, Francisco Toledo (1940-2019). También diseña textiles y joyería; hoy juega ping-pong con Laberinto.
¿Qué es la poesía?
Mi configuración sobre la tierra. ¿Para qué sirve?
Salva más vidas que el paracetamol. ¿El traductor es un traidor? Casi siempre.
Una poeta en lengua indígena.
Enriqueta Lunez.
Una poeta en lengua española.
Olga Orozco.
Un poeta.
Giuseppe Ungaretti.
Benito Juárez en una frase.
Lo que el viento…
Leona Vicario en una.
Chingona.
Tres autores en una isla desierta.
Kawabata, Jelinek, Coetzee. ¿Quién es Pancho Nácar? Un poeta intraducible.
Una fábula de Esopo.
“El anciano y la muerte”.
Su especialidad como cocinera.
Mole de camarón.
Un gusto musical culposo.
“Almohada”, con José José.
Katty Perry con huipil.
Apropiación cultural en la confección.
Su palabra favorita en zapoteco.
Nadxieelii (te quiero).
Palabra favorita en español.
Ojos.
Del 1 al 10, calificación para Francisco Toledo como papá.
Once.
¿Qué le dijo cuando supo que sería subsecretaria de Cultura?
“Es mucho trabajo y el genio de la poesía se va, como ha sucedido con muchos creadores convertidos en funcionarios”. Cuando él vio que yo estaba decidida, me dijo: “Hazlo bien y no tomes nada que no sea tuyo”.
¿El español ya noqueó al zapoteco en Juchitán?
50-50. Lo malo es que hablamos muy mal los dos idiomas.
¿Qué es ser juchiteca?
Bella posibilidad de estar en la tierra.
Lo más difícil de ser funcionaria.
Las eternas juntas.
Lo más satisfactorio.
La posibilidad de hacer algo.
¿Hay margen de maniobra con recortes?
Se cubren gastos fijos; quienes venimos de los
_ pueblos indígenas sabemos trabajar sin dinero.
La clave del fomento a la lectura.
Está en todos nosotros y en visibilizar la oralidad de los pueblos originarios.
Su epitafio.
A’i se ven, al cabo que ni quería.