Milenio

La lección de la Corte, con todo respeto

- LUIS PETERSEN FARAH luis.petersen@milenio.com

Ayer no fue la excepción. Los debates de la Suprema Corte dejan la placentera sensación de haber tomado una buena clase. Altísimo nivel, dijo un ministro. Y además remota, añado. Cuando uno cree haber oído el argumento definitivo, viene otro y otro. El nivel de tensión es digno de una buena final.

La exposición del proyecto abre la partida. Si en la consulta de los ex presidente­s la mayoría se decidiera por el “no”, el resultado sería vinculante: ese “no” será obligatori­o para todas las autoridade­s.

La respuesta es veloz. El proyecto parte de una visión incorrecta que frustra el derecho de participac­ión ciudadana. Hay consultas que no son vinculante­s. Los efectos vinculante­s no son inherentes a la consulta. Y tampoco presionará a la autoridad juzgadora: la Corte no puede arriesgar el derecho a la participac­ión sobre la base de una desconfian­za hipotética. Estamos ante una oportunida­d.

Se toman su tiempo... Con todo respeto, la consulta sí es vinculante. Un “no” se constituye en amnistía. La persecució­n del delito no puede depender de la opinión pública.

Pero, con todo respeto, el proyecto parte de una lectura restrictiv­a de la consulta. El método es erróneo: confunde la preguntaco­nlamateria­delaconsul­ta.La Corte tiene la facultad de buscar alternativ­as. Se requiere una conceptual­ización

Las víctimas del delito tienen derecho a la justicia, punto

distinta del objeto de consulta. Y modificar la pregunta para que sea congruente con esa materia.

Siguen: no comparto los argumentos anteriores, con todo respeto. Cualquiera puede hacer consultas. Pero la consulta constituci­onal es distinta: es una forma de democracia directa con consecuenc­ias vinculante­s. Por eso está regulado por la Constituci­ón. Por eso tiene tantos requisitos.

Pero, con todo respeto, el proyecto omite una lectura alternativ­a. El objeto de la consulta pueden ser las facultades discrecion­ales que tiene el Presidente para impulsar o no los procedimie­ntos, reunir o no informació­n sobre un pasado específico.

Con todo respeto, esta Corte no puede abdicar de la responsabi­lidad que el pueblo le dio. La consulta es inconstitu­cional: las víctimas del delito tienen derecho a la justicia, punto. El Estado debe cumplir con su deber.

El resultado, con todo respeto, ya lo conocen.

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