“Las estrellitas de Alfonso Durazo para aspirar a gobernador”
Una generación de políticos cayó en desgracia el día que M ario Aburt ojaló el gatillo de su revólver Ta u rus en 1994. Algunosvolvieron a sus profesiones, otros se acomodaron como pudieron en la administración pública, en escalones inferiores, y otros buscaron espacios en partidos que siempre los vieron con reservas. Algunos pocos hallaron espacios de alguna relevancia, como Al fon soDur azo.
Habiendo pertenecido al equipo de Luis Donaldo Colosio, su irrupción en el gabinete de Vicente Fox fue tan sorpresiva como su salida, azotando la puerta y hablando públicamente no del entonces presidente, sino de su esposa, Marta Sahagún, ya para esas fechas ajena de forma oficial a menesteres de gobierno, más allá de que dejó correr la especie de su interés por la sucesión hasta el último minuto.
La resurrección del camelónico sonorense en piel lopezobradorista, instalado de inicio como mando federal de seguridad pública, ya no sorprendió por eso mucho, como tampoco su proceder vacilante, errático, omiso y hasta engañoso cuando debió afrontar el fallido operativo para capturar a Ovidio Guzmán y comprometer con sus dichos inexactos, por decir lo menos, las declaraciones del secretario de Defensa y del propio Presidente, quien al final asumió la decisión de liberar al narcotraficante para evitar
Aprovechó de maravilla la pandemia para ocultar sus estadísticas
una confrontación con saldos trágicos inimaginables.
Expuesto así como jefe policiaco inexperto, contradictorio, desinformado y peligroso aun para sus compañeros por la difusión de mentiras del episodio Culiacán, Durazo ha aprovechado de maravilla la pandemia y la recesión para ocultar su barra de estadísticas anticrimen detrás de las muertes por coronavirus y, montado en el efecto Morena, ha confirmado la previsión natural: será candidato en Sonora. Si lo hizo público, tiene la bendición de Palacio.
Las cuentas que entrega debieran ser suficientes, si no lo es ya el papelazo con el hijo de El Chapo, para que se olvidara de aspiraciones políticas. Comparados sus 21 meses con los últimos del gobierno anterior, solo hay baja en secuestros, de 5 por ciento, mientras que en los demás delitos de alto impacto los índices son al alza: ejecuciones 7.5, extorsiones 31, feminicidios 16 y narcomenudeo 36 por ciento. Con esos números se irá, ufano, a hacer campaña.