La Pequeña Corte
¿ Cuántos más?, piensa el cartujo cuando se entera del nuevo número de muertos por covid-19 en el país: 78 mil 492, según el recuento oficial. En el limbo permanecen muchos otros, pero pocos hablan de eso en un gobierno empeñado en ocultar sus fracasos y errores con las cortinas de humo del escándalo y la polarización, un gobierno (específicamente un hombre) kitsch, necesitado en todo momento “de mirarse en el espejo del engaño embellecedor y reconocerse en él con emocionada satisfacción”, como dice Kundera en El arte de la novela.
Un gobierno donde el Ejecutivo lo decide todo, o casi todo, mientras los otros poderes obedecen con docilidad, como acaba de verse con la consulta aprobada este jueves por una corte empequeñecida, colonizada en su mayoría —aunque algunos comentaristas vean en esa decisión un inteligente movimiento estratégico para evitar confrontarse con López Obrador.
En el Congreso, es vergonzosa la lealtad ciega del partido oficial y sus adláteres para cumplir la voluntad presidencial, para atentar contra todo aquello ajeno a su control, como los fideicomisos para la ciencia, la cultura, el cine, cuya desaparición, dice el científico Antonio Lazcano, “representa un acto de ceguera política de un gobierno que está hipotecando el futuro de la nación”.
En su conferencia de ayer, al referirse a la aprobación de la consulta, el Presidente comentó: “Estaba yo viendo las redes sociales y los intelectuales orgánicos enojadísimos, enojadísimos…”. Y en los partidos de oposición “hablando de que presioné a la Corte; leí otro mensaje en el sentido de que ya el Ejecutivo es el poder de los poderes, una exageración, pero es parte de lo mismo”.
Sí, es parte de lo mismo, de un ejercicio constante de minar aquello contrario a sus ideas, de estigmatizar a sus “adversarios”, de lograr sus propósitos mediante la intimidación. Sería “lamentable”, advirtió a los ministros, rechazar la consulta contra los ex presidentes, y sentenció: “Yo me deslindo y que cada poder asuma su responsabilidad, y en este caso va a ser el Poder Judicial que tiene que decidir”. Y la Pequeña Corte decidió complacerlo.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
Un ejercicio constante
de minar aquello contrario a sus ideas