¿Qué más puede ir mal?
E l miércoles pasado, el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, permitió que los 25.000 restaurantes de la ciudad de Nueva York pudieran servir, en su interior con un límite del 25% de su capacidad. Desde el 16 de marzo sólo se permitía comer en las terrazas, recoger la comida o el reparto a domicilio. Una historia de dos ciudades titulaba el Financial Times un reportaje comparando por qué en la ciudad estadounidense se ha controlado la pandemia, con un ratio de 25,2 infecciones por 100.000 y en Madrid se ha disparado. Este es uno más de los análisis que han salido en la prensa internacional estos días preguntándose que está ocurriendo en la capital de España. Desde críticas sobre los errores cometidos al haber acelerado la desescalada hasta la descoordinación y el barullo político generado por el Gobierno de España y el de la comunidad. María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, no ha tenido reparos en señalar que ni en esta organización saben qué está fallando.
No sabemos qué está fallando, pero sí sabemos que la imagen de España en el exterior genera cada día más incertidumbres: sanitarias, políticas, institucionales y económicas. Esto no es una buena señal ni para recuperar turistas a medio plazo que puedan ocupar los hoteles que sobrevivan ni para atraer las inversiones que necesitamos. Y no sólo en el Ibex, que sigue hundido por debajo de los 7.000 puntos.
Más leña al fuego. La Unión Europea anunciaba ayer que la tasa de empleo juvenil (por debajo de los 25 años) era del 44%, el peor entre todos los miembros. Este anuncio coincidía con el conocimiento de que el Gobierno quiere subir el IVA y eliminar los beneficios fiscales a los fondos de pensiones privados. Este es el aperitivo previo a los Presupuestos. Vendrán más sustos contra el dinero que ganan y ahorran los ciudadanos que aún trabajan. A este paso, todos en casa y a gastar lo mínimo. Los 140.000 millones de euros de ayudas comunitarias, la cifra mágica que debe relanzar España, acabarán ejecutándose, mejor o peor, pero no serán suficientes.
Estamos navegando encima de un país instalado en el caos político, que improvisa, segundo a segundo, a la intemperie de cualquier tormenta (sanitaria, financiera, laboral, social) que aún está por llegar. Hoy se celebra el aniversario del discurso del Rey contra el desafío separatista. Quien iba a pensar que comparado con este octubre, aquel fue un guiñol de los malos.
La imagen de España en el exterior genera
cada día más incertidumbres