Holmes ya no va al de abajo
Leo en Harper’s (IX/ 20) sobre una demanda que puso el “estate” de Arthur Conan Doyle. Se alega que una próxima película de Netflix sobre Enola Holmes, la hermana menor de Sherlock Holmes, en cuestión de empatía pinta a Sherlock de un modo que ya no fue el mismo en las últimas historias de Conan Doyle (aún no son parte del dominio público). La demanda especifica el buen ascenso emocional de Sherlock. Se dice que fue famoso por su gran lógica y sus poderes de observación. Famoso por distante y falto de emociones. Su compañero más cercano, Watson, reverenciaba a Holmes y lo ad
Borges había dictado para su poema “Sherlock Holmes” un verso que empezaba: “No va jamás al baño”
miraba generosamente. Pero Holmes solo utilizaba a Watson y luego lo hacía a un lado. Su trato para Watson no era cálido. Holmes llegó a decirle: “Tienes un gran don para el silencio, Watson. Eso te hace una compañía invaluable”. Holmes ni siquiera felicitó a Watson cuando le dijo que iba a casarse. “Mucho me lo temía”, dijo Holmes. “De veras que no puedo felicitarte”. “Me sentí un poco herido” dijo, apenas, Watson. Pero luego todo cambió. Vino la Gran Guerra. Ya no bastaba con que Holmes fuera la mente más brillante para el razonamiento y el análisis. Holmes necesitaba ser más humano. Holmes se volvió más cálido, más dado a la amistad. Podía expresar emoción. Desarrolló un conocimiento médico. Acogió tecnologías modernas. Cambió su famosa aversión a las mujeres. Su relación con Watson fue de amistad genuina. Cuando un villano le disparó a Watson Holmes se desvivió por su compañero. “Todos mis años de servicio humilde pero decidido”, dijo Watson, “culminaron en ese momento revelador”.
Recordé un chusco y gran momento de humanidad no emocional sino física de Holmes. Me vino de una errata en Los conjurados (1985). Borges había dictado para su poema “Sherlock Holmes” un verso que empezaba: “No va jamás al baño”. Quien tomó el dictado entendió: “No baja más al baño”. Así, Holmes iba al baño para hacer sus necesidades pero “ya no bajaba al de abajo”. Holmes, prolijo de humanidad en y por esa errata.