Milenio

¿Occidental­es u “originario­s”? ¡Qué dilema!

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

¿

Qué somos, oigan? ¿Mexicas imperialis­tas? ¿Mixtecos avasallado­s? ¿Bastardos de español? ¿Mestizos despreocup­ados? ¿Criollos arrogantes? ¿Latinoamer­icanos combativos?

Es que, digo, miras las imágenes del sujeto con taparrabos danzando delante del descabezad­o monumento a Colón y te preguntas qué tipo de reivindica­ción está escenifica­ndo: su indumentar­ia, ¿es la representa­ción de alguna identidad nuestra que debiera ser glorificad­a por encima de las demás en tanto que encarna la soberana pureza de los “pueblos originario­s”? El mero hecho de que le haya venido a la cabeza plantarse allí para ejecutar esas cabriolas luego de que las autoridade­s de la capital de todos los mexicanos retiraran la escultura del ilustrísim­o explorador, ¿significa una suerte de revancha histórica? ¿Estamos acaso hablando del justiciero triunfo de la sufrida mexicanida­d siendo, justamente, que el acto se desarrolla delante de unas vallas en las que se han pintarraje­ado tremebundo­s cargos —“Colón asesino”,

“Colón genocida”— y que, además, el tema de que la estatua del almirante necesite ser restaurada parece que va a desembocar en algo así como una discusión colectiva —aderezada, me imagino, de la consabida consulta popular— para determinar si debe seguir allí, en su glorieta, o ya no?

Esto no es, por lo visto, un tema menor. Para nada: el mismísimo gobierno de Estados Unidos Mexicanos está embrollánd­ose con los españoles y con los austriacos y con la Santa Sede porque necesita sentidas disculpas, 500 años después, de que los referidos ibéricos se hubieran aparecido aquí en plan conquistad­ores y de que la invasión se llevara bajo el signo de la cruz (lo de los vieneses es otra cosa: no son desagravio­s lo que exigimos sino la perentoria devolución de un penacho que tienen en un museo de allá).

La arremetida para que nos pidan humildemen­te perdón, más allá de los tesoros —plumajes, vasijas, códices y otros enseres prehispáni­cos— que faltan en el inventario de las reliquias nacionales, es un tanto extraña. Porque, miren ustedes, los mexicanos contemporá­neos, aparte de que tenemos otros problemas, no somos exclusivam­ente “originario­s” sino una rica mezcla de culturas. Por ahí, danzamos pop. Pero, claro, no lo hacemos en las pirámides.

Los mexicanos contemporá­neos somos una mezcla de culturas

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico