Milenio

López Obrador quiere cambiar de tema

- JULIO SERRANO ESPINOSA juliose28@hotmail.com

Parece que de lo último que quiere hablar el Presidente es de la economía, de la salud y de la insegurida­d. Es entendible. Los resultados en estos tres frentes dejan mucho que desear. Mejor reenfocar la atención de la gente en temas más taquillero­s como el penacho de Moctezuma.

López Obrador es experto en imponer la agenda pública. Durante su administra­ción ha introducid­o una serie de iniciativa­s que han capturado la atención de los medios y de la población y que nada tienen que ver con las métricas tradiciona­les de desempeño de un gobierno. Está, por supuesto, la norifa del avión presidenci­al, la cual exprimió durante años y que cautivó a mucha gente.

Está también la consulta popular para juzgar a ex presidente­s. Me imagino que su idea era explotar por largo tiempo esta propuesta. Sin embargo, la Suprema Corte —en una decisión muy criticada jurídicame­nte, pero astuta desde una perspectiv­a política— decidió permitirle llevar a cabo la consulta cambiando el texto de la pregunta. Es posible que el Presidente esperara —e incluso deseara— que la máxima corte del país le tumbara su propuesta, lo que le habría permitido abrir un nuevo teatro popular, con la Suprema Corte como el villano que optó por aliarse con los corruptos.

En los últimos días, López Obrador introdujo un par de temas con alto coeficient­e mediático: la encomienda que le hizo a su esposa de gestionar el regreso del penacho de Moctezuma de Austria a nuestro país (con todas las vertientes sobre la independen­cia y los abusos de los conquistad­ores que involucra) y la carta que le envió al papa Francisco solicitand­o una disculpa de la iglesia a los pueblos originario­s de México (con vertientes similares).

Mientras tanto, la economía enfrenta su peor contracció­n desde hace casi un siglo, millones de personas (formales e informales) han perdido su trabajo y cientos de miles de negocios han cerrado. La cantidad de muertos por el coronaviru­s supera los 80 mil. La insegurida­d se ha incrementa­do, con el mayor número de homicidios en 20 años y con partes del país fuera del control del gobierno. Es verdad que la mayoría de estos problemas no son culpa de López Obrador, pero sus políticas no han ayudado.

No obstante, estos temas prácticame­nte no se tocan. Cuando sí habla de economía, el Presidente busca minimizar las métricas tradiciona­les de desempeño, como el PIB, y propone un nuevo paradigma de medición basado en una “economía moral”. El resultado, al igual que cuando habla del avión presidenci­al o del penacho de Moctezuma, es desviar la atención de los enormes problemas que enfrenta el país.

De lo último que se le puede criticar a López Obrador es de ser un mal político. Todo lo contrario. ¿Para qué hablar de lo malo si la gente se distrae con otro discurso? ¿Está funcionand­o su estrategia? Solo hay que ver las encuestas. Pese a las terribles crisis económica, de salubridad y de insegurida­d que estamos viviendo su popularida­d se mantiene muy elevada.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico